octubre 30, 2005

Revolución!

¡No es que esté loco o que sea inmaduro, sólo es que nací una generación antes de la que debería haber nacido!

Revolución, cambio, renovación... Se acabó la vieja escuela. Se terminó la era industrial, bienvenida la era de la información y el conocimiento. Bienvenida la generación de los juegos cibernéticos, bienvenida la generación de la imaginación sin límites, de la ciencia ficción hecha realidad, de la creatividad y de la libertad.

octubre 29, 2005

Dos Caminos


La vida es un constante elegir entre dos caminos, el que
queremos y el que normalmente elegimos.
¿Cuál tomarás la próxima vez?

La profesión y la empresa como valor para la sociedad.

Vivimos en una sociedad donde la empresa es mayoritariamente mirada como una fuente de ingresos, tanto para trabajadores como para empresarios, y como una gran madre que nos puede entregar el abrigo y la paz de la estabilidad económica. La empresa además, con un poco más de profundización sobre el tema, es mirada como una opción capitalista, símbolo del libre mercado y como forma de canalizar los sueños y ambición de riqueza económica y de poder. Quizá no para todos los empresarios signifique esto, pero principalmente para la sociedad lo es. ¿A qué se debe esta forma de ver la empresa?

Cuando tiempo atrás decidí ser empresario, mucho de ese pensamiento de ver la empresa como fuente de generación de ingresos y riquezas abordaba mi mente. Tenía ese sueño de ser el dueño del mundo, ¿para qué? Ahora, ya con más de 10 años desde ese entonces, las cosas se ven distintas.

Empresa, según la definición de la RAE, es una "Acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo", pero también está definida por la misma entidad como "Unidad de organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos".

La primera definición nos lleva a un pensamiento de algo digno, admirable, valorado, respetable. Algo que en nuestros propios recuerdos nos trae orgullo, satisfacción y confianza. Una empresa, un sueño de lograr. La segunda definición, sin embargo, nos aterriza un poco más, agregando el término "lucrativo" a algo antes idealizado e inmaculado, convirtiéndolo en algo profano y hasta deshonesto.

La empresa puede estar en todos los aspectos de la vida. Cada proyecto que comenzamos es una empresa. Cada gran logro que hemos conseguido es producto de la empresa que desarrollamos para obtenerlo. El éxito es el resultado de muchas empresas que llevaron a un gran resultado. La empresa en los distintos ámbitos de la vida es lucrativa, sin duda, debido a que lucrar significa obtener alguna utilidad o ganancia, y el éxito o los resultados de nuestros proyectos personales nos generan utilidades o ganancias emocionales y afectivas, nos hacen más fuertes y mejores personas.

La empresa, desde el punto de vista de la economía, también es lucrativa, puesto que genera utilidades y ganancias que ahora se pueden cuantificar a través de herramientas monetarias y que contribuyen a un gran objetivo que es hacer más estable y fuerte económicamente al país.

¿Hasta qué punto una empresa debe generar riqueza?, ¿Es esta riqueza una utilidad o ganancia solo para la empresa?

Tiempo atrás escuché una frase que decía: "Una empresa que genera valor a la sociedad nunca desaparece". Esta frase que aparentemente es simple, denota la gran importancia del concepto “lucrar” en las empresas. Las empresas no deben ser solo lucrativas en cuanto a dinero, sino que también deben ser lucrativas en cuanto a generar una utilidad y ganancia para la sociedad en la que están inmersas, ya sea generando, inicialmente, un aporte a la vecindad más cercana, para luego entregar un aporte al desarrollo del país en su totalidad a través de la generación de empleos, del apoyo a la cultura y la educación, contribución a la disminución de la pobreza, generación de focos de desarrollo económico y tecnológicos, y entregando valor a la cadena o mercado vertical en el cual se desenvuelve.

La importancia en estos días de actividades como el cuidado del medio ambiente, el aporte a instituciones de beneficencia, espectáculos culturales y a la educación, son muy valoradas por sociedades desarrolladas. La empresa comienza a tomar un rol significativo desde el punto de vista social, los consumidores exigen calidad de productos y una producción de acuerdo con un desarrollo sustentable, además de políticas valóricas hacia un objetivo común del país. La empresa está inmersa ahora en una sociedad de hechos, por lo que no solo se valora por el patrimonio monetario, sino además por su aporte concreto a la sociedad.

Por otra parte, la persona comienza a tomar una importancia central como elemento de alto valor para la empresa. En este nuevo rol también comienza a exigir políticas que estén de acuerdo con su voluntad y capacidad de aportar a la sociedad, al país y, principalmente, a mejorar la calidad de vida. Uno de los principales activos de algunas empresas comienza a ser las personas que la componen y el conocimiento que poseen.

Nuestra profesión, concluida en muchos casos de nuestra vocación, ahora tiene un lugar más auspicioso dentro de la empresa en cuanto a ser un aporte a la sociedad y entregarnos una razón de ser como elemento de valor. Nuestra formación como profesionales fue integral, fue tanto teórica como técnica, fue valórica y nos ayudó a crear conciencia de nuestras vidas, de las de los demás, de nuestro planeta y de los recursos escasos, nos proporcionó la forma de pensar en un mayor cuidado y amor hacia nuestra vida a través del trabajo conjunto y organizado de todo el país.

Nuestro valor como profesionales entonces, frente a la sociedad, se da en este nuevo escenario, tanto en lo personal como en lo empresarial. La empresa debe ser ahora un medio de ayuda para materializar nuestro aporte a la sociedad, no solo en cuanto a la generación de riqueza, sino que también a hacernos crecer como personas, mejorar la calidad de vida de quienes nos rodean, generar cimientos fuertes de conocimiento, desarrollar valores y practicar una conciencia de objetivos en común.

La empresa debe recuperar su definición de algo ideal, admirable, respetable y necesario. Debe estar siempre generando valor a la sociedad, a sus trabajadores, a sus vecinos, a su país. La empresa, debe ser autosuficiente y crecer de acuerdo con sus proyecciones y objetivos comúnmente encontrados entre propietarios y trabajadores, pero sin llegar al extremo de concentrar la riqueza de forma piramidal. La empresa de estos días debe ser una empresa de ética, de profesionales íntegros, justos y sinceros, preocupada por su entorno y por justificar su razón de ser a través de la entrega de valor y utilidad.

Somos profesionales buscando una vida mejor, que muchas veces aportamos a la sociedad en nuestros vecindarios, en nuestra familia, en nuestras iglesias, ¿por qué no llevar nuestras ideas a nuestras empresas y hacer partícipes a otras personas de este gran objetivo?, ¿por qué no ser conscientes y consecuentes con nuestra formación profesional e íntegra, y entregar a la sociedad tanto como podamos sin esperar algo a cambio?

Persona, familia, profesión, empresa, desde ahí podemos generar valor al mundo que queremos para el mañana.
(Revisión: Francia Albornoz)

octubre 26, 2005

El Poder de Compra para el Bien Social

La guerra por los precios bajos está desatada en Chile. Las grandes cadenas de supermercados publicitan un solo mensaje: “Precios bajos... precios bajos, precios bajos, compare”. Incluso, algunos supermercados y grandes tiendas que usan el concepto de calidad en sus campañas, terminan su spot con alguna frase como "calidad a precios bajos".

En esta guerra a muerte existen fusiones empresariales, compra de cadenas pequeñas por cadenas más grandes, diversificación e incluso la aparición de nuevas marcas propietarias para reducir los costos de los productos. Estas reducciones buscan convencer a la gente que pueden comprar más por menos. El mercado objetivo de las multitiendas y supermercados, del retail, es la clase media, ese gran consumidor que mientras más oportunidades tiene de sentir el poder de compra, más va a comprar, incluso por sobre lo que puede pagar, estimulados e impulsados por instituciones de crédito de las mismas multitiendas y supermercados. Sin embargo, esta gran masa demandante de productos, debe pagar un alto pecio por sentir el poder de compra.

La calidad de los productos ya no es la misma. Pero más aun, las condiciones en las que se producen estos productos no siempre es la más óptima. Cualquier peso ahorrado en los costos de producción y en la logística de la distribución, harán que el precio de venta final sea más bajo.

El cuestionamiento es, realmente, qué necesita la sociedad para crecer y formarse hacia un país desarrollado, ¿es seguir inflando la importancia del poder de compra, o por el contrario, necesita fomentar una conciencia de calidad de productos para mejorar la calidad de vida?

La responsabilidad social no es solo una exigencia hacia las empresas, sino que también a los consumidores. La empresa que es socialmente responsable y que aporta valor a su comunidad está muy bien considerada por sociedades desarrolladas. Pero, ¿cómo pueden competir empresas con políticas responsables con otras que no lo son? La repuesta está en el consumidor, quien, si desea productos de mejor calidad debe exigir productos elaborados bajo estándares de calidad mundial y por empresas comprometidas con políticas de aporte a la sociedad y el desarrollo sustentable. El verdadero poder que entrega el término "poder de compra" a los consumidores puede ser justamente utilizado para exigir a las empresas productoras y distribuidoras mejores estándares de calidad en sus productos.

Un gran aporte a la sociedad que pueden hacer quienes poseen poder de compra es elegir y exigir mejores productos. Algo tan simple como esto y fácil de ejecutar por las clases consumidoras, puede provocar un gran impacto en la sociedad chilena. Queremos un país desarrollado, por lo que tenemos la obligación de prepararnos para ese estado, buscando siempre el bien común e integral de todos quienes comparten con nosotros el territorio nacional. Debemos tener una visión integral de país desarrollado, exigiendo mejores productos y servicios, y eligiendo y premiando a las empresas de mayor aporte social, de mejores políticas sociales y que demuestren acciones de largo plazo y no solo “aventuras”, debido al momento que a puesto el tema de moda.

Los consumidores hemos evolucionado y debemos expresar nuestra opinión e impulsar los cambios que se necesitan para avanzar a una mejor nación. Nuestro poder de compra, tan valorado por las empresas, con acciones muy simples, pero organizadas, puede ser una gran herramienta para lograr una mayor calidad de vida, tanto para nosotros como para los demás.
(Revisión: Francia Albornoz)

octubre 23, 2005

Cuatro Reglas

Regla Número Uno: “Nada es Imposible”

Regla Número Dos: “Nada es Fácil”

Regla Número Tres: “Cuando se encuentre en un escenario favorable y todo esté saliendo bien, recuerde la regla número dos, Nada es Fácil”

Regla Número Cuatro: “Cuando se encuentre en un escenario desfavorable, y todo esté saliendo mal, nunca olvide la regla número uno, Nada es Imposible”

octubre 18, 2005

Emprendiendo un nuevo viaje.

Acabo de subir al tren que me lleva de vuelta a Santiago, comenzando así un viaje para reencontrarme con la civilización y la agitada vida de la capital. En estos días en que estuve alejado del stress que provocan las grandes aglomeraciones de gente, con sus rápidas vidas, conviviendo con la contaminación, el ruido, y los típicos problemas de una gran urbe, estuve reflexionando sobre lo que quería como modelo de vida. En este pensar de muchos días, obtuve como conclusión, que necesitaba una nueva motivación, una nueva válvula de escape, una nueva forma de expresar lo que siento para generar el cambio que quiero.

Así como comienzo este viaje de vuelta a la vida profesional, también comienzo otro nuevo viaje. Un viaje hacia mis pensamientos, mi historia, mis ambiciones, ideales y sueños. En esta nueva etapa, en la que voy a compartir con quien quiera leer mis ideas, espero al menos una vez y al menos a una persona, ayudar a ver de otro modo lo que nos rodea.

Este Blog es sobre la vida, mirada desde un punto de vista de uno de sus miles de millones de habitantes, y desde uno de los lugares más lejanos del sur del mundo. Es una voz que dice al mundo que todos podemos contribuir a lograr un cambio, sea pequeño o sea grande, sea para el mundo que nos rodea más inmediatamente o sea para el mundo entero. Cambio al fin, en cualquier sentido, que mejore nuestra forma de vivir, nuestra convivencia y que acerque de alguna forma nuestros sueños a la realidad.

octubre 17, 2005

En el País de los Sueños

En el país de los sueños todo es posible, todo ocurre como el más grande o pequeño deseo de realidad, todo fluye según las creaciones más azarosas de nuestras mentes.

En el país de los sueños, la libertad, el respeto, los derechos, la conciencia y la responsabilidad son parte de la vida, tan perfecta como queramos que sea. Cada sueño se hace realidad, cada vida es una imagen perfecta de lo que deseamos. Es un mundo de diversidad, de felicidad, de plenitud y de eternidad.

No existen las fronteras si no deseas tenerlas, no existen las obligaciones ni las confrontaciones.

En el país de los sueños, todos somos reyes, todos vivimos en palacios y no existen los abusos de poder. No somos débiles, no hay represión, censura o medios de presión. No tenemos miedo ni dolor.

En el país de los sueños, todo es hermoso, nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro lo será.

En el país de los sueños, un día alguien pensó que ocurriría si no existiesen los sueños. Y no hubo persona alguna que no condenara tal idea. ¿Cómo era posible querer cambiar algo tan perfecto? ¿Cómo era posible una mente corrompida en una sociedad perfecta?

La sociedad rápidamente se organizó y enjuició dicha idea. Era el país de los sueños, no el de las ideas. Cada sueño se hacía realidad, y una idea no lo era sin ser primero un sueño.

Se escogieron a los grandes pensantes para dirigir el juicio, los que más habían soñado, los que con sus grandes sueños habían ayudado a perfeccionar su nación. La justicia pasó a ocupar gran parte de los sueños de las personas. Ahora, existía una razón distinta para soñar cosas distintas. En los sueños apareció el miedo, miedo a que se destruyera lo que tanto amaban y con tanto sacrificio habían construido los antepasados. Pero al soñar con el miedo, este se iba haciendo realidad.

Con el pasar de los días, el juicio se hizo inminente, y también las opiniones diversas sobre la condena, olvidando que un día todo comenzó sólo con querer justicia por alguien que pensaba distinto a ellos, ahora se conformaban grupos que soñaban una lucha en la defensa de su opinión. Y con el sueño, la lucha también llegó a la realidad.

En el país de los sueños, cada día que pasaba, era uno más de cambio. Los sueños de paz, de igualdad, de respeto se reemplazaron por sueños de poder, de ambición, de triunfo, de destrucción.

El día del juicio llegó, el juez proclamado como líder de la nación, dirigió la asamblea. Ahora existían métodos, normas, leyes, procedimientos, era una sociedad ordenada.

Sin embargo, nadie en ese juicio recordó el motivo de tal, si no que se proclamó una constitución, se acordaron sistemas electorales, se presentaron planes de gobierno y se llenaron de flores quienes dejaron de soñar.

¿Para qué? ¿Por qué? ¿Qué cambió el país de los sueños?

No fue el hombre que pensó qué ocurriría si no existiesen los sueños, fue la misma sociedad que esperaba con ansias que alguien les diera esa pequeña razón necesaria para sacarlos de la monotonía de la perfección. Una vez que se presentó, nadie dudó en el cambio, nadie enjuició a los líderes, el país de los sueños, cambió su nombre a la República de los Hechos.

Así pasaron los años, y los sueños se acabaron, la República creció, libro batallas, superó una y otra vez las inclemencias del tiempo, vio pasar generación tras generación.

Mucho tiempo después, un día alguien en la República pensó ¿Qué pasaría si encontrásemos la forma de hacer los sueños realidad?

Sin embargo, sólo fue un pensamiento, él sabía que los sueños nunca se harían realidad.