noviembre 24, 2007

El Círculo del Emprendimiento

En mi última presentación, hace unas semanas atrás, tuve el agrado de hablar sobre emprendimiento y sobre mi experiencia personal en ello. En esta exposición, que realicé en un Seminario organizado por la Universidad de Santiago en el marco del Sexto Concurso Nacional de Emprendedores en Innovación Tecnológica I2R 2007, y en conjunto con el proyecto IMPULSAR de la Asociación Chilena de Empresas de Tecnología de Información A.G. (ACTI), presenté mi Círculo del Emprendimiento, el cual está compuesto por cinco partes, las que quiero compartir con ustedes.




1) Observación

Todo parte con esto. Los grandes emprendedores son personas muy observadoras, capaces de ver lo que los demás no pueden (simplemente porque no quieren), personas que ven la vida de otra forma, con una mente muy abierta y, sobre todo, siempre pensando en cómo hacer más fácil y mejor la vida de los demás. La observación es la base de todo, de ahí, generalmente, se adquiere la capacidad de identificar problemas, ya sea no resueltos o resueltos medianamente, desde el punto de vista del emprendedor. Y no se trata de encontrar la forma de mejorar grandes cosas, sino que también de ver esos típicos problemas que la sociedad asume diciendo “es que la vida es así” o “así no más es, qué se le va a hacer”. Es justamente aquí donde el emprendedor ve una oportunidad, generalmente en lo que las otras personas pasan por alto o asumen que no se puede cambiar. Muchas veces he dicho que los niños son los mejores emprendedores, pues ellos aún no han limitado sus pensamientos, muchas veces ideas absurdas, y, por lo tanto, solucionan de forma más simple, rápida y efectiva sus problemas.


2) Idea.

A partir de la identificación de un problema, o mejor dicho, de una oportunidad, nace, después de un proceso increíble que une un poco de creatividad con asociación de conocimientos, y un poco de inocencia, por qué no decirlo, nuestra idea de solución, nuestro plan maestro de salvar al mundo. Cabe aclarar que es solo una exageración que utilizo para explicar lo que siente un emprendedor cuando encuentra eso que lo puede llevar a desarrollar un proyecto increíble, una experiencia increíble. La concepción de la idea es la parte mágica del círculo del emprendimiento. Es la parte en la que soñamos y nos llenamos de energía y motivación. Ahora bien, lo que frena a las personas en este punto es, generalmente, pensar que a alguien más ya se le ocurrió esa idea, o si no, al buscar en Internet encuentran que existen muchas otras personas en el mundo que ya pasaron por lo mismo y que ya encontraron la forma de solucionarlo. Aquí hay una diferencia importante con los emprendedores, ellos siempre piensan que su forma particular de resolver un problema aporta más valor o un valor distinto a las otras soluciones. Y si no es así en el principio, rápidamente se encuentra la forma de hacerlo: lo hago más barato, lo hago más fácil, lo hago más rápido, lo hago de mejor calidad, agrego esta otra funcionalidad, mejoro lo que está ya hecho.


3) Motivación “Inspiracional” (o Inspiradora).

Este concepto lo tomé del libro El Líder Transformador, de David Fischman. Esta es una parte fundamental, puesto que la gran mayoría de las personas necesita de un fin trascendental para realizar grandes acciones, y más aún para un emprendedor. Cuando se buscan razones para emprender un proyecto, que están basadas en valores positivos y trascendentes, esto entrega la energía necesaria al emprendedor y a todas las personas que se han involucrado en su proyecto, para no decaer y llevar la idea al éxito. El fin superior o trascendental es clave para la motivación. En parte es como la visión de una empresa, trasciende al tiempo y a las personas, busca un fin universal. Por ejemplo, mejorar la calidad de vida de las personas, salvar vidas, proteger el medio ambiente, hacer felices a las personas, etc. Muchas veces esto se confunde con los sueños del emprendedor y la gente los sigue porque ve en ellos algo bueno. Entonces, justamente eso es lo que hay que tomar y convertir en una “Motivación Inspiradora” que sea superior al emprendedor. Se busca que la gente trabaje por la idea, porque está haciendo algo bueno, que lo reconforta, que lo beneficia y, sobre todo, que lo convierte en una mejor persona (cosa realmente importante). Muchas veces se dice “sé feliz haciendo lo que te gusta”, justamente se trata de eso, es la razón fundamental de por qué el emprendedor quiere llevar al éxito su idea.


4) Plan de Acción.

Siempre lo he dicho, “ideas son solo eso, ideas, no salvan al mundo, no cambian las cosas”. Lo que verdaderamente sirve son las acciones concretas, bien planificadas, con resultados claros, palpables, producto de esas ideas. No basta salir a la calle y gritar “¡se me ocurrió una idea genial!”, “soy un genio”. Si esa idea no se convierte en acciones reales, no sirve de mucho. Entonces, ¿cómo convertirla con éxito en algo real, concreto y que, por sobre todo, cumpla con lo que soñamos? La respuesta está en elaborarnos un plan de acción. Un plan de acción es el puente entre los sueños y la realidad. Es la forma de comenzar a concretar nuestra idea. Contiene objetivos claros, alcanzables, actividades bien determinadas, con plazos, persona responsables, presupuestos y fuentes de financiamiento. Un plan de acción es una receta con los pasos que vamos a seguir para llegar al éxito. Esto es sumamente importante, puesto que la elaboración de un buen plan asegura una alta probabilidad de éxito. En esta etapa el emprendedor vuelca su valor en el proyecto, es decir, hace tangible la razón de por qué él, y no otros, puede hacer de la idea algo exitoso. Hay que entender algo, cuando se desarrolla un proyecto o una empresa es hasta esta es parte (el plan de acción) donde se usa la creatividad, no después. Después solo se ejecuta lo que dice el plan maestro. Generalmente, los proyectos fracasan porque los planes de acción carecen de solidez, de claridad y, sobre todo, de buenas ideas para su desarrollo, son ambiguos en muchas cosas, por lo tanto, en la ejecución del plan la gente se pone creativa y termina haciendo algo distinto al objetivo inicial, y a pesar de que puede llegar a hacer algo bueno, termina quedando en el baúl de los recuerdos debido a que no sirvió a muchas personas o no interesó a otras. Un poco de mi experiencia personal, trabajo con ingenieros y muchas veces les digo, por ejemplo, que necesito que me fabriquen un vaso de cristal y terminan entregándome un florero, simplemente porque no siguieron el plan maestro. Entonces, aquí una cosa también importante, todo el grupo de trabajo que acompaña a un emprendedor debe conocer y hacer suyo el plan de acción, y eso se logra haciéndolos participar en su elaboración.


5) Ejecución.

Sin duda, esta es la parte más extensa y difícil para un emprendedor. Se requiere de mucho trabajo, de mucha concentración, de disciplina, orden y claridad. Se dice que no se debe confundir a un emprendedor con un líder, sin embargo, yo creo que un emprendedor debe saber ser un líder, sobre todo porque generalmente es la persona más idónea para llevar al éxito su idea. La ejecución del plan de acción es la parte donde surgen los mayores problemas, adversidades, tensión entre las personas y una gran cantidad de obstáculos que hacen que por momentos peligre el éxito del proyecto. En esta etapa se requieren capacidades del emprendedor que no siempre se tienen. Por ejemplo, liderazgo, perseverancia, paciencia, claridad para ver las cosas, apertura de mente, justicia, criterio, entre otras. La ejecución es un largo camino lleno de sorpresas, y cada una de esas sorpresas nos tratará de sacar de nuestro camino original para llevarnos por senderos adyacentes que finalmente nos hacen llegar donde no queríamos.
Otro aspecto importante en esta parte del círculo es entender el flujo de la energía en nuestro proyecto. Esta energía, que puede ser dinero, recurso humano, bienes materiales o cualquier otra cosa que sea muy relevante para el buen desarrollo del proyecto, debe ser administrada de la forma correcta, de lo contrario, es muy probable el fracaso. En el caso del dinero en particular, un emprendedor, aunque no sea su función principal, debe saber sobre financiamiento, contabilidad, economía, balances, estados financieros, debe conocer algo de las leyes referidas a lo que hace y las que son referidas a la nación donde vive, junto con toda la normativa legal que debe seguir en el rubro que se encuentra. No hablo de ser un experto, pero sí de tener una idea básica de cómo funcionan las cosas, si aun así se necesita de expertos, estos se deben presupuestar antes en el plan de acción.

Finalmente, si ya han recorrido con éxito los pasos anteriores y se está terminando este último, entonces viene la mejor parte: el éxito, la satisfacción, la alegría y felicidad de haberlo logrado, las celebraciones, premiaciones y felicitaciones. Este es un momento muy importante para el emprendedor y sus seguidores, porque es la retroalimentación necesaria para que después de un tiempo de disfrutar del triunfo se pueda comenzar un nuevo proyecto.

Así es, un nuevo proyecto, porque un emprendedor nunca termina de emprender y de recorrer el Círculo del Emprendimiento, y mientras más lo analiza, más experiencia adquiere, más fácil se hace alcanzar al éxito y más riesgos se atreve a tomar. Crecimiento espiritual, no solo para él, sino que para todos quienes están con él.

Por último, si quieren cambiar el mundo en el que viven no se conformen con reclamar, ni con tener un punto de vista distinto, ni con tener buenas ideas, aprendan a emprender, y emprendan, salgan a cambiar el mundo y gocen de los beneficios que esto les puede traer, espiritualmente, y por qué no también, económicamente.

Saludos a todos.
(Revisión: Francia Albornoz)

noviembre 11, 2007

Especialización en… creación de valor.

Hace un par de años me invitaron, junto a mis socios, a exponer sobre nuestra experiencia relacionada con el mercado laboral, frente a alumnos de carreras de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), junto a otros ex alumnos y algunos profesores. Uno de mis socios fue el encargado de representar nuestra parte y yo presencié su exposición junto con la de los demás expositores. Mientras iba escuchando cada punto de vista, muy distinto de expositor en expositor, me fui dando cuenta de que algo no parecía bien, a mí entender.

Acá va una de esas verdades que no cuento en el blog (jeje), pero bueno, haré una excepción esta vez en pro de esta historia. Egresé de la carrera Ingeniería Civil en Electricidad de la USACH y mi especialización es en telecomunicaciones. Mis dos socios, que son compañeros de carrera, se especializaron en automatización industrial. Mi carrera además, cuenta con una tercera especialización que es referida a los sistemas de grandes potencias (de energía eléctrica). Cada una de estas especialidades tenía un representante alumno y un profesor en las exposiciones ese día. A mi especialidad le llamaban, cariñosamente, la especialidad humanista. Curioso nombre, que reflejaba lo que nuestros compañeros de automatización y potencia pensaban de nuestros estudios.

Lo más curioso de todo, es que a medida que escuchaba cada uno de los discursos de los profesores y alumnos de cada especialidad, se notaba una diferencia clara, que en esencia es la formación inclinada más hacia la formación empresarial y los negocios de mi especialidad, versus las otras dos, en los días en que estudié en esa maravillosa casa de estudios. Mientras que los expositores de la especialidad de telecomunicaciones hablaban del futuro del mercado y los grandes negocios en telecomunicaciones, los demás expositores se centraban en cómo ejecutar buenos proyectos o en cómo ser un buen ingeniero, a nivel de empleado.

Al final del encuentro, mi rostro reflejaba mi molestia. El último expositor centró su presentación en cómo estar bien preparado para una entrevista de trabajo, lo que me parece bien, es algo realmente complicado si no se tiene la experiencia adecuada, y recuerdo, que luego de exponer cosas razonables, al hacer un resumen de los factores que llevan a tener éxito en las entrevistas, él presentó a “la suerte” como factor muy importante. No se preocupen, leyeron bien, la suerte. Pensemos en la situación, hay más de 200 estudiantes a punto de salir de la Universidad y quieren escuchar cómo está el mundo laboral para ver a qué se enfrentarán, y aparece un ex alumno, que aparte de esto, apoyado por ejemplos, dice que uno de los factores más importantes para conseguir trabajo es “la suerte”. Uno de sus ejemplos era que un amigo suyo, un día que estaba trabajando en su proyecto de título, tuvo “la suerte” de que llegara una importante empresa a tocar su puerta para contratarlo.

Yo me preguntaba a esas alturas, ¿cuál es el futuro que estamos construyendo con la educación? Realmente debo decirlo, mi carrera universitaria, para la mayoría de mis compañeros, fue enseñarles cómo ser buenos empleados, cómo conservar un trabajo y cómo tener “suerte” para surgir en la vida. Por favor, ¡De qué diablos estábamos hablando! En contra posición a eso, a nosotros, “los humanistas”, nos entregaban guías con los contenidos técnicos que debíamos estudiar por nuestra cuenta, mientras que las clases presenciales en su mayoría se enfocaban al mercado y a asuntos comerciales relacionados con nuestra especialidad, intentando hacer el nexo entre lo técnico y su aplicación para generar valor.

No tranquilo con “la guinda del pastel”, y después de la mirada de desconcierto de mi profesor de telecomunicaciones sobre el último discurso, me paré una vez terminado el evento y dije en voz alta: “Si hay personas en esta sala que esperan más del futuro, por favor quédense, tengo algo más que aportar”. Algunos se fueron, pero la mayoría se quedó intrigado a ver qué decía. Obviamente, lo primero que dije, de la forma más respetuosa y políticamente correcta, es que “la suerte” no existe. Mejor dicho, la suerte existe solo cuando la creamos para nuestro beneficio. Si esperan sentados a que llegue, jamás llegará. La suerte es un concepto usado por la gente para explicar lo que no quiere entender. Los perdedores creen en la suerte, los ganadores creen en las oportunidades autogeneradas. La suerte para un ganador es el resultado de muchas acciones para crear una oportunidad. Mis disculpas por ser tan duro.

Dije también, que la forma de conseguir un buen empleo es ser los mejores, es no quedarse atrás, es estar a la vanguardia, es ser el mejor en algo específico, es seguir estudiando siempre y saber “vender” bien ese conocimiento. Es una forma que a mí me ha servido mucho en la vida. Sin embargo, después de pasar el tiempo necesario, creo que si bien es un discurso acertado, no es el mejor camino. Me explico. El mundo de hoy, y ya lo he dicho antes, busca profesionales integrales, con conocimientos amplios en diversas materias, sobre todo en temas económicos. Pienso ahora, que a mi discurso le faltó decir que hay que saber mucho, pero no de una sola cosa, sino que de todo. Así es, de muchas cosas. Si eres el mejor para diseñar televisores, no serás exitoso si no sabes cómo venderlos, cómo fabricarlos más baratos, cómo tener una cadena de valor de proveedores, distribuidores y logística que te bajen los costos, y si no conoces muy bien lo que tu mercado está buscando, ni menos, cómo hacer ver a los compradores que tu opción es la que les genera mayores beneficios (valor). Y si piensan en buscar a alguien que se encargue de eso por ustedes, lamento informarles que se quedará con la mayor parte de su negocio.

En mi discurso de ese día, dije también que la mentalidad no tenía que ser salir a buscar empleos, sino que debía ser la de generar empleos. Estamos hablando de ingenieros, personas formadas y capacitadas para crear con el ingenio. Lamentablemente, la formación estudiantil no hace otra cosa que quitarles la parte de cómo usar esa inteligencia y capacidad, justamente, para crear valor. Y ojo, esta palabra es muy importante. Valor es un concepto que ustedes ven a diario, por ejemplo, cuando escuchan hablar del IVA, Impuesto al Valor Agregado. Yo compro algo, le agrego valor y lo vendo. Si no tiene valor, ¿por qué me lo deberían comprar? Piensen en una cadena, cada eslabón representa una parte de su mercado. Si usted es el eslabón más débil, el que genera menos valor, adivine, la cadena se cortará justamente ahí. Por lo que, para tener una empresa exitosa o ser un empleado exitoso, usted debe aprender a generar valor a las cosas.

Lo que me gusta de la innovación tecnológica es justamente eso, al innovar, creamos valor. Mejoramos algo, le damos un nuevo uso, hacemos algo de forma más económica, pero todo ello apunta a crear valor, porque ahora es más beneficioso para nuestros clientes, sean estos compradores de nuestra empresa o sus jefes.

Bueno, ahí está el desafío. Hoy gracias a lo que entre muchos hicimos en la Universidad, nuestra carrera está mucho más nutrida con aspectos comerciales, financieros, contables administrativos y de crecimiento personal para entregar profesionales más íntegros, tal como el mercado lo exige. Personas que sepan cómo crear valor y cómo administrarlo.

Si desean una vida más estable desde el punto de vista económico, sean los mejores en algo y en las muchas cosas relacionadas a ese algo. Sepan cómo crear valor en eso y que ojalá los apasione de forma extrema. Sepan cómo vender su pasión y el valor que entregan, y aprendan a administrar ustedes mismos su futuro, que parte con lo que hoy y día a día vayan construyendo. Atrévanse a crear empresas, aprendan cómo minimizar los riesgos de esto y cómo aprovechar los muchos beneficios que tiene. No se queden en las ideas, pongan manos a la obra y aprendan… a emprender.

No es cosa de suerte, no es cosa de trabajar y trabajar y trabajar para pagar cuentas y más cuentas y más cuentas. Es cosa de vivir haciendo lo que les gusta, lo que les llena, lo que los motiva, lo que algunos definen como vocación. El mundo de los empleos eternos se terminó hace tiempo, ser exitosos en lo laboral hoy requiere de otra forma de pensar, hacia lo que nos haga valiosos como personas. Se trata de hacer la vida a los demás más placentera, menos complicada, más satisfactoria, recién ahí, cuando sean capaces de generar ese valor, tendrán una oportunidad de negocio o de ingresos mayores. Ahora, ¿qué hacer con esos ingresos? Da para otro post, pero les adelanto, ¡no lo gasten todo!, inviertan en su futuro, hagan que ese ingreso les genere más ingresos, solo así podrán estar tranquilos y dedicarse a lo que les gusta sin las típicas complicaciones de la vida en esta sociedad que usa el dinero como forma esencial de energía.

Recuerden:

- Toda la gente tiene ideas y solo algunos tienen buenas ideas.

- Un emprendedor hace de esas buenas ideas una realidad y una oportunidad de negocio, sabe cómo crear valor.

- El éxito en el mundo laboral está en saber cómo ser un líder, no importa cuál sea el puesto de trabajo.

Por último, como siempre: Lo único imposible es nada.

Saludos a todos.
(Revisión: Francia Albornoz)