diciembre 27, 2007

Sueños que no se deben perder.

Cuando era niño soñaba con cosas distintas a las que sueño hoy. Por ejemplo, soñaba con ser piloto de autos y ganar carreras, o viajar al espacio y luchar por salvar el universo, otras veces me veía tocando en un escenario frente a cien mil personas con mi banda de rock, y otras veces, con que era presidente del mundo (ja!). Los sueños de niños son distintos, uno ahora sueña con cosas más tangibles, reales, o probables dentro de esta sociedad en la que interactuamos. Sin embargo, se me vienen a la cabeza esos recuerdos, de cómo salvaba una y otra vez al mundo en mis sueños, de cómo me convertía en uno u otro superhéroe y ayudaba a la gente, de cómo pasaba de una profesión a otra con solo cambiar de pensamiento. Es así, de niños, y sé que lo he dicho más de una vez, soñamos sin barreras, sin límites y sin un razonamiento lógico, dentro de lo que después como adultos entendemos como razonamiento lógico.

No es que me haya quedado pegado en la adolescencia ni que no quiera asumir mi rol de adulto, pero veo a mi alrededor tanta gente con tantos problemas que no son tales, y veo otro tanto de gente que se crea problemas de la nada o que los hace más grandes de lo que son, solo por no abrir su mente a formas de pensar distintas a las que otros tienen o son tradicionalmente aceptadas, a formas de pensar que se fueron perdiendo en el camino a la madurez. Pero también veo muchos adultos con ganas de soñar otra vez, pero que no lo quieren asumir. Un ejemplo claro son los juegos de video, o consola o como les quieran llamar, esos que se pueden jugar en el playstation o en xbox o en el nintendo o en el pc. En esos juegos aparecen mundos fantásticos, increíbles y asombrosos, no hay límites para la imaginación y los jugadores pueden asumir roles distintos y personalidades nuevas, pueden volver a nacer en ellos. Estos juegos, creados inicialmente para niños, atraen a más y más adultos en todas partes, y es ahí donde está claramente demostrado que aún hay mucha gente que sueña y que goza al ver sus sueños un poco más palpables en la realidad.

Creo que uno de los mayores retos al asumir la adultez es poder calzar los engranajes de nuestros sueños de niños con nuestras responsabilidades de adultos. La verdad es que, a los 31 años, pareciera que uno comienza a ver la vida más como una cuenta regresiva en vez de verla como una oportunidad de seguir luchando por los sueños de siempre. Es cierto, los problemas ya no son los mismos, “personas menores, problemas menores; personas mayores, problemas mayores”, me dijo un amigo una vez. Y es que las cosas evidentemente cambian a nuestro alrededor, por ejemplo, mi hermana ya tuvo su primer hijo, mis padres pasaron a ser los abuelos, mi padre que ya jubiló, mi madre está a punto, yo convertido en tío y con la fecha lista para casarme (qué felicidad), mis amigos ya muchos casados y con hijos, todos más grandes, viejos, algunos “guatones” y medios “pelados” (qué triste), y cuando nos juntamos las conversaciones cambian de las antiguas ganas de pasarlo bien y cambiar al mundo a recuerdos nostálgicos, o lo que es peor, discusiones sobre fondos de pensión, beneficios de salud y quién gana más y quién menos.

Mi mente en algunas de esas reuniones, en las que generalmente me aburro, mientras todos debaten y defienden su posición, más aun cuando lo mezclan con política, fútbol y religión, comienza nuevamente a evadirse, soñando como niño otra vez, arriba de un cohete salvando al universo o ganando premios en las carreras de autos o con mi grupo de rock, o salvando ballenas en la parte más austral del mundo. Y en el momento en que recupero la conciencia de donde estoy, afloran en mi mente esas preguntas trascendentales. Si esas eran las cosas con las que muchos soñábamos y que aún de repente soñamos, ¿Por qué ahora que somos adultos y tenemos completo control sobre nuestras vidas, no las estamos haciendo?, ¿Por qué ahora cosas menos importantes son tan importantes para nosotros?, ¿Por qué cuando sabemos, por ejemplo, que la vida se vive sólo una vez, no la estamos aprovechando al máximo?, ¿Por qué sabiendo que el único planeta que tenemos se está destruyendo y que pronto no habrá vuelta atrás, no estamos trabajando por arreglarlo?, ¿Por qué seguimos la inercia de una sociedad que no nos permite sacar lo mejor de nosotros?, ¿Por qué dejamos de creer en los sueños que teníamos de niños, si cuando éramos niños era lo más importante del mundo?, ¿Qué hace que perdamos esa esencia?, ¿Es tan importante y fundamental lo que hoy encontramos importante como sociedad?

Creo que desde cierto punto de vista este análisis puede resultar un poco extremista, pero también es cierto que no podemos eludir nuestra responsabilidad con lo realmente importante, como la familia, el futuro de la sociedad, el futuro del planeta y la conservación de la especie humana por muchos siglos más, por ejemplo.

Las cosas maravillosas que ha logrado construir el hombre y su conocimiento acumulado no pueden perderse solo porque no nos hicimos responsables a tiempo de las cosas realmente importantes. Tenemos que terminar con el egoísmo y juntar nuestros puntos de vistas en pro de objetivos comunes que representen a todo el mundo. Tenemos que sacudirnos todo lo que nos cubre el alma y no la deja brillar, y recobrar la confianza con la que nacemos de niños de lograr lo imposible. Tenemos que salir a convencer a mucha gente porque debe hacer lo mismo. Tenemos que volver a creer que aún con el último respiro de la humanidad todavía podemos hacer algo, algo de lo que estarán agradecidos nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos y quienes a futuro puedan beneficiarse de lo que la humanidad ha logrado.

Escribo estas líneas pensando en todos quienes aún quieren soñar, no importando su edad, y las escribo también para motivarlos, para que lo hagan una y otra vez, para que nunca dejen de creer en sus sueños y para hacerles saber que todo, todo lo que quieran hacer, siempre, de alguna forma u otra, será posible. El secreto está en ver la vida desde otro punto de vista, que no siempre es el de los demás o el de la mayoría. Tenemos que aprender de una vez a vivir como una sola nación, la nación de la humanidad.

Pues bien entonces, a salvar al mundo, a ponerse la capa de superhéroes, a encontrar de alguna forma lo que los haga plenos y les dé la sensación de haber cumplido la misión, en lo que sea, todo se puede lograr, solo deben buscar en los demás quienes los ayuden en eso, motivarlos y hacerlos ver que tenemos un gran objetivo que cumplir, que es esencial evolucionar y perpetuar la vida en la tierra.


Saludos a todos.
(Revisión: Francia Albornoz)

diciembre 14, 2007

El Camino de las Rosas

Elegí el camino de las rosas,
Otros el del clavel.
Elegí un mundo de espinas,
Otros el de la miel.

Miel que no es más que un dulce,
Que engaña al hambre y la sed.
Sed de deseo y desvelo,
Hambre de lucha y saber.

Elegí el camino de las rosas,
Y belleza es lo que encontré.
Elegí un mundo de colores,
Que la mayoría hoy no puede ver.

No es que no sepas donde estoy,
No es que no sepas donde voy,
Elegí el camino de las rosas,
Porque ellas me enseñaron lo que soy.

Elegí el camino de las rosas,
Porque en ellas tu belleza puedo ver.
Elegí olvidarme de otras flores,
Si en ellas mi alma no se ve.

Sobre tu camino mi camino,
Sólo basta que lo quieras ver.
En tu vida se cruzó la mía,
Para que no puedas perder.

Elige por favor ese aroma,
Elige por favor esa piel,
De suaves contornos que se pierden,
En el centro de nuestro amanecer.

Elegí el camino de las rosas,
Hoy también tú lo puedes hacer,
Basta que aprendas que en la vida,
Todo lo que quieras, puede ser.

(Revisión: Francia Albornoz)

diciembre 08, 2007

La revolución de las comunicaciones

Mucho se ha hablado de la revolución de las comunicaciones, pero la verdadera revolución, a mi juicio, no ha sido solo desde el punto de vista de la tecnología. Evidentemente las telecomunicaciones han dado un gran impulso a la globalización, el fenómeno Internet ha unido a todo el mundo y ha mezclado hasta las culturas más lejanas. El avance de las computadoras ha hecho su parte también, sobre todo si se considera la gran cantidad de ordenadores por familia en muchos países. Las conexiones de banda ancha y la aparición de aplicaciones también han impulsado nuevas formas de comunicación. Sin embargo, ha sido la adopción de estas tecnologías por parte de las nuevas generaciones la que ha impulsado la verdadera revolución, esta adopción que partió con el e-mail casi como la TV en blanco y negro que algunos alcanzamos a ver. Junto con el e-mail estuvo también el Chat y algunos programas como ICQ e IRC, entre otros. Para los que crecimos con eso, luego fue el fenómeno de los sitios Web colaborativos y los foros, con los que comenzamos a experimentar lo que era expresar nuestra opinión al mundo y recibir puntos de vista distintos de diversas culturas. Sin duda, Internet nos abrió el mundo y sentimos que habíamos avanzado al futuro. Sin embargo, hoy en día existe una dimensión distinta que muchos no alcanzamos a absorber. Cuando uno escucha sobre Blogs, Podcast, VideoCast, Feed, Wadgets, IM, VoIP, y otras palabras un poco extrañas para muchos, sabemos que hubo otro salto cuántico del cual parece no muchos están participando.

Me he dedicado a observar el fenómeno de las múltiples formas de comunicación que existen hoy en día y recuerdo cómo era en mis tiempos comunicarme con una persona. En primer lugar, lo normal era llamar por teléfono (sí, ese teléfono fijo que había uno por cada familia), si no la encontraba ahí, podía preguntar o saber donde estaba para intentar en otro teléfono fijo. Si no, fin, sólo había que esperar. Hoy en día para ubicar a alguien tengo los siguientes medios: IM (mensajería instantánea, MSN Messenger, Yahoo Messenger, GoogleTalk, etc.), si la persona está de viaje, está el Skype (VoIP, voz sobre IP que es una llamada por teléfono pero por Internet) o cualquiera de los programas IM que también lo permiten. Si aun así no la encuentro, puedo gastar un poco más de dinero y llamarla a su teléfono celular o escribirles algún SMS o MMS, léase mensajes cortos o mensajes cortos multimedia. En estos últimos tengo la opción de agregar una foto que tomé en algún lugar por casualidad y que me pareció divertida o interesante.

Antiguamente, para conocer a esa mujer que tanto te gustaba tenías que invitarla a salir, lo que a veces implicaba toda una hazaña para lograrlo. Y con varias citas lograbas que te conocieran y la situación llegara a algo más. Hoy en día, no importa dónde estén las personas, basta una conversación por IM y listo, sin citas, sin rodeos. Todo es más fácil y rápido. Adicionalmente puedes tener un Blog, como este. Así, puedes lograr que te conozcan sin tener que estar en línea con las personas. Luego le agregas los feed o RSS y así cada vez que actualizas tu blog (sitio web, algo así como una bitácora) tus lectores lo saben y pueden leer tus notas. Si tus temas son interesantes comienzas rápidamente a tener muchos lectores. Luego tomas tu ipod (o tu Minidisc, como es en mi caso) y grabas tu vida, lo que se conoce como Podcast. En un Podcast puedes tener desde tu propio programa radial casero a un TV show casero, este último conocido como VideoCast. Tus lectores ahora descargan tus capítulos o episodios, los cargan a sus reproductores portátiles y escuchan o leen o ven tu vida en cualquier parte y en cualquier momento sin necesidad de estar conectado.

Con todas estas alternativas es fácil perderse un poco, no así para las nuevas generaciones. Ellos vienen con una habilidad especial para absorber y utilizar rápidamente esas formas de comunicación como complementos de otras y así organizarse, expresarse, formular opiniones y generar grandes movimientos, cosa que para nosotros antiguamente era casi épico.

Su forma de comunicación ha cambiado, han comprimido el lenguaje para decir más escribiendo menos, y en menos tiempo. Usan webcams, emplean mucho lenguaje visual al intercambiar animaciones y miles y miles de fotos sobre sus vidas y publicarlas en Internet en sitios especialmente diseñados para organizarlas como un álbum. Todos tienen de alguna forma u otra una especie de sitio web (puede ser un blog, un fotoblog) con sus vivencias, amigos y opiniones, fotos y videos, y hasta audio de lo que los rodea. Comparten archivos, música, películas, programas y todo lo que puedan compartir. Y esto es una rutina de todos los días. Incluso, se agrupan y viven realidades virtuales a través de los juegos en línea. Estudios recientes han demostrado que las personas que juegan constantemente juegos en consolas u ordenadores de estrategia y en línea están mejor preparados para tomar riesgos, toman de mejor forma los fracasos y definen con mayor claridad sus objetivos, además de organizarse mejor para cumplir metas. Estas personas en general quedan mejor preparadas para los negocios, el liderazgo y el emprendimiento.

Sea como sea, la revolución en las comunicaciones está aquí, y es mejor que nos pongamos al día para aprovechar una comunicación sin límites, que ha aumentado su riqueza de medios para la expresión, la creatividad y la libertad. Antes se decía: “una imagen vale más que mil palabras”, ahora quién sabe, es la Era de la Información, ya no vamos a la Biblioteca, sino que, la mayoría de las veces, buscamos en Google. Las respuestas están ahí, o en un amigo en el Chat o en un foro o en un podcast. Yo al menos, he disfrutado bastante con investigar y probar cada una de las distintas tecnologías, y tratando de ser imparcial, les recomiendo que no se queden afuera de esta revolución.

Saludos a todos.


(Escrito para la revista Pocket Dreams, en 2005. Revisión 2008: Francia Albornoz)