noviembre 07, 2008

Emprendimiento de Alto Valor.

Al estar impulsando actividades de innovación, desarrollo tecnológico y emprendimiento con ingenieros y alumnos de ingeniería, he notado que hay algunas cosas de las cuales vale la pena hacer una pequeña reflexión.

Primero, muchos ingenieros, y también muchas otras personas confunden el real significado del concepto “emprendimiento”. Se piensa que el emprendimiento es para gente esforzada que desea salir de la pobreza. Me viene a la mente el comercial de televisión de la señora Juanita sacando adelante su panadería. Con esta visión, estudiantes y profesionales de carreras de especialización ven el acto de emprender como algo de menor grado o básico. Para otros, emprender suena a aventurarse en algo, y por lo tanto, no entienden la responsabilidad que conlleva realizarlo en su completa dimensión. Otras personas, creen que emprender necesariamente implica iniciar un negocio para hacerse de mucha riqueza, sin importar el cómo, y lo peor, pensando que es a corto plazo.

Según la definición de la RAE (Real Academia Española www.rae.es), y nótese que este término (RAE) siempre lo repito y lo recalco porque creo que es elemental que todos tengamos un lenguaje adecuado y en el mismo entendimiento, emprender es “Acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”. Esta definición es claramente no restrictiva a pequeñas actividades ni mucho menos a actividades con fines lucrativos. Emprender también tiene otra definición según la RAE: “Tomar el camino con resolución de llegar a un punto”. Esta segunda definición nos da una aproximación más clara del gran campo de acción del emprendimiento. Y se usa este término no por su definición exacta, lo que ocurre es que había que encontrar un término que explicara y a la vez motivara a otros a seguir a quienes estaban atreviéndose a hacer cosas que hasta hace algunas décadas se veían como imposibles. ¿Quién pensaría en ese entonces que de la nada se podía crear un Microsoft, un Google, o un Apple y convertir esos emprendimientos en empresas de alta riqueza que competirían de igual a igual con las mega-empresas? Cuando se genera una corriente de emprendimiento un país, este puede comenzar a soñar con crear valor real. Y así fue, las naciones tomaron este concepto y lo entregaron a la población con miles de ejemplos exitosos, pero siempre apuntando a la generación de riqueza.

El emprender no necesariamente sirve para generar riqueza económica. También genera riqueza tecnológica, intelectual, social y calidad de vida entre otras cosas.

Han pasado ya décadas desde que este concepto se masificó en el mundo, y hoy, en muchas instituciones de educación hay cursos completos dedicados a ello. Pero el emprendimiento por sí solo no logra los resultados que necesita una nación para crecer. El emprendimiento es sólo una forma de decirle a la gente “escuchen, tienen la capacidad, despierten, atrévanse a crear valor, aquí tienen algunas herramientas para hacerlo”. Además de las ganas de atreverse, se necesita un programa nacional unificado que coordine y de las pautas para que el emprendimiento se construya y construya bases sólidas para llevar a un país al desarrollo sostenido. Ejemplos de estas bases son la educación y la tecnología. Pero esto no es suficiente, hay que saber además diferenciarse y sobre todo, encontrar actividades de mayor creación de valor, que sean actuales, modernas, ingeniosas, únicas, y que se centren en las necesidades más que en las funcionalidades o beneficios.

Un error típico que me toca observar entre los ingenieros es justamente que primero piensan en la tecnología, en el producto, en sus múltiples funcionalidades o características y finalmente en los usuarios o clientes. Y lo peor de todo, es que lo piensan a bajo coste. En la Universidad reviso un centenar de trabajos relacionados con innovación y emprendimiento y en muchos de ellos veo como los alumnos de ingeniería primero buscan que hacer y después a quién beneficia y todos repiten la misma frase “a bajo coste”.

Es cierto que América Latina necesita de productos y soluciones de bajo coste para competir con el resto del mundo, pero eso no se debe confundir con crear productos y soluciones de bajo precio. Competir por precio puede significar una forma fácil de entrar a un mercado, pero a la larga presentará siempre menos rentabilidades que a través de otras estrategias de competencia. En una de mis últimas clases en la Universidad, analicé con mis alumnos el caso del Cirque du Soleil, un circo transformado en una gran y multinacional empresa que ha logrado crear un valor de más de 1200 millones de dólares sin competir por precio, si no que elevando el espectáculo del circo a otros espectáculos de alta calidad, logrando romper la barrera de precio de mercado de las entradas al circo para ir hasta los precios de los mejores espectáculos de música, teatro, ballet u ópera.

No podemos pretender, a mi juicio, crear toda una corriente nacional de emprendimiento y formación de nuevas empresas, si no enseñamos primero conceptos clave como la innovación y la creación de valor. Ni menos podemos esperar buenos resultados cuando muchos creen que para lograrlo hay que hacerlo a bajos costes y precios bajos. Obviamente que lo ideal es producir a bajos costes, pero entendiendo que tanto como se pueda sin comprometer la calidad y la experiencia de los usuarios o clientes del producto o servicio.

Es mucho mejor camino, apuntar a crear productos y servicios de alto valor, que hagan que el cliente tenga una experiencia de uso realmente espectacular e inolvidable. Tenemos que enseñar cómo crear empresas o proyectos de alto valor económico y social, que sean capaces de transformar la industria latinoamericana en una industria de alto valor y no en una de bajos costes. Si tomamos el ejemplo de China, su economía no solo se basa en los bajos costes y alta disponibilidad de mano de obra, si no que también en el alto grado tecnológico que poseen.

Entonces esta es la cuestión, necesitamos mucha más gente emprendiendo, creando empresas de alto valor, empleos de alto valor, personas de alto valor, que den soluciones de alto valor, creativas, innovadoras, diferentes y de experiencias inigualables. En especial, es tarea de los ingenieros, crear estas empresas en base a la innovación tecnológica, pilar fundamental de crecimiento para nuestro país. Necesitamos que esta innovación tecnológica se organice y se traspase a muchas empresas nacionales para ir construyendo una base sobre la cual crecer a escalas más grandes. Necesitamos que los ingenieros dejen de lado un segundo sus calculadoras y computadoras para dar un espacio a sus propias mentes, de forma libre y creativa.

Hace algunos años, específicamente el año 2001, decidí con unos compañeros de universidad crear una feria de innovación tecnológica que uniera a la industria con estudiantes de ingeniería que dieran soluciones creativas e innovadoras. El emprendimiento fue difícil pero logró ser un éxito. Este año (2008), en estos días, se celebra la séptima versión con proyectos realmente buenos. Doy este ejemplo, porque justamente esto nace de observar como había gente queriendo hacer cosas pero sin la orientación correcta. Y por otro lado como había empresas con problemáticas no resueltas que no sabían donde más buscar soluciones. Lo que deben hacer los ingenieros, es justamente mirar la industria local y buscar problemáticas concretas que solucionen problemas de muchas empresas y así contribuyan al desarrollo tecnológico del país.

Como conclusión, no sólo tenemos que apoyar y nutrir la corriente nacional de emprendimiento, además debemos transformarla en una corriente de emprendimiento de alto valor, organizada y preocupada de entregar sus frutos a la industria nacional como parte de un gran objetivo del cual somos responsables todos, contribuir al desarrollo social y económico del país.

Recuerden: La creación de valor es un talento adquirible.

Saludos a todos.

septiembre 06, 2008

La Escuela de los Valores.

Hace algún tiempo, un par de años quizás, estaba convencido de saber o tener una idea muy aproximada de lo que el país necesitaba para lograr crecer como todos esperábamos. Escribí por ahí un par de artículos donde hacía explícito mi malestar sobre lo poco que se atendía, por ejemplo, a la innovación tecnológica como pilar del crecimiento sostenido de nuestra economía. En esos días, yo gritaba a todos los vientos que había que emprender, desarrollar tecnologías innovadoras, dar espacios y apoyar a los soñadores y visionarios porque ellos nos llevarían a donde todos queríamos.

Quizás hoy sigo pensando así, pero ahora, con los pies un poco más puestos en la tierra, creo que antes de ponerse a idear todo un plan de acción para formar emprendedores, o innovadores, o soñadores, se necesita arreglar un problema de fondo, muy de fondo y propio de nuestra cultura, que intentaré explicar a continuación.

¿Qué ocurre si esos emprendedores, jóvenes en muchas ocasiones, o esos soñadores, o todos quienes siendo apalancados por la máquina de las tecnologías llegan a una situación de bonanza económica y de poder, sin tener los valores necesarios ni la educación integral necesaria para una vez arriba mantenerse sin caer en las típicas tentaciones del poder y el dinero?

¿Qué ocurre cuando un país está en manos de dirigentes y políticos que carecen de una educación valórica sólida y persistente que impida que caigan tan fácilmente en la corrupción, las mentiras, los fraudes, los escándalos y la ley del mínimo esfuerzo?

¿Qué ocurrirá a futuro con una nación que no está preocupada en lo más mínimo de la formación valórica de sus niños y jóvenes?

¿Qué le sucede a un país que no hace ningún esfuerzo por recordar a su sociedad los valores sobre los cuales fue creado?

¿Qué pasa con la delincuencia si no se hace cosa alguna por infundir en los niños desde pequeños la importancia de los valores a nivel familiar y escolar?

Estos cuestionamientos y muchos otros similares me han hecho reflexionar durante algunos meses. Es claro que no sacamos en absoluto cosa alguna si todo lo que con mucho esfuerzo hacemos para mejorar el país pasa a manos de personas que no actúan según un pensamiento valórico.

Cuántas veces escucho a la gente decir “es que todos lo hacen”, “es que a lo mejor mentir no es tan malo”, “para qué vamos a hacer más si solo eso nos están pidiendo”, “hagámoslo no más, si nadie se va a enterar”, “solo será esta vez, después no lo hacemos más”, “es una mentira pequeña no más” y tantas otras frases que reflejan que hoy el sentir del pueblo es hacia un camino totalmente equivocado, donde la gran mayoría se rige por lo que los demás dicen y lo que suele sonar más “inteligente” o “astuto”. Generalmente estas “cosas inteligentes” que otros hacen, que en realidad distan mucho de ser inteligentes, tienen que ver con engaños, acciones mediocres, fraudes, irresponsabilidades, chantajes, abusos, faltas de respeto hacia los demás, injurias, falacias, e incluso, delitos que no son considerados como tales. Pero la gente las hace porque los resultados son, a vista de ellos, buenos y las acciones son dignas de personas audaces, astutas, despiertas e inteligentes. ¡Qué gran estupidez!

Lamento informarles que esa es la sociedad que hemos construido. En ese punto estamos, y no hemos hecho mucho por corregirlo.

Espero que muchos de los que están leyendo estas líneas, se identifiquen con mi malestar, y vean, al igual que yo, que esa no es la sociedad en la que queremos que vivan nuestros hijos. Ni mucho menos queremos que nuestros hijos caigan en esas mismas estúpidas e irresponsables actitudes.

En nosotros está la responsabilidad de cambiar esto. Partiendo por volver a respetar como se merece cada uno de los valores que nos han enseñado nuestros padres. Es necesario que todos comiencen a guiar sus vidas según el cumplimiento de estos valores. Es necesario entender que necesitamos hacer que mucha gente entienda su importancia y la importancia de no conseguir todo de manera fácil y a través de engaños.

He titulado este artículo como “La Escuela de los Valores” porque creo que es necesario soñar con crearla, para que nuestros hijos asistan a ella y aprendan con toda la rigurosidad necesaria cada uno de los valores y los apliquen a la vida diaria, aprendan a respetarlos y los adopten como estandartes en la batalla por mejorar la nación.

La verdadera base que tenemos que construir para que nuestro país sea el que queremos para nuestros hijos es una base de formación valórica, la que debe partir en el hogar y debe continuar en los colegios y universidades. Necesitamos un real cambio en la educación, pero no solo hacia lo técnico o profesional, sino que debe ser, en primer lugar, hacia lo humano e integral. El mundo de hoy requiere de personas íntegras, confiables, honestas, justas y respetuosas con los demás y con nuestro planeta.

Necesitamos enseñar valores. Necesitamos vivir de ellos. Necesitamos que esto se propague con la efectividad de un virus de computadora. Necesitamos que más y más gente lo entienda. Necesitamos que esto sea parte de todos los programas y campañas políticas. El Chile que soñamos solo se logrará con un cambio completo de mentalidad, que no va a ocurrir si no se parte con los niños y con los padres de esos niños. Tampoco ocurrirá si no es adoptado como algo institucional y nacional. Necesitamos un Chile que proclame hacia todas sus tierras los valores sobre los cuales desea existir. Necesitamos mostrarle al mundo que somos una nación de valores profundos y no transables.

La Escuela de Valores está abierta a todo tipo de personas, no hace distinción de ningún tipo, solo recibe a quienes de verdad desean aprender y cambiar sus vidas para siempre. La Escuela de Valores otorga un diploma necesario para desempeñar cualquier cargo público, y no se aceptan excepciones.

Por favor, los invito a reflexionar sobre esto. Los invito a detenerse y pensar de qué lado están, de qué lado quieren estar y de qué lado quieren que estén sus hijos y nietos a futuro. Los invito a pensar cómo sería el mundo si nos respetáramos como es necesario, si nos apoyáramos como es necesario, si nos comportáramos como personas conscientes de nuestra existencia y de nuestra interacción con la sociedad que nos rodea, si nuestros pensamientos y acciones se basaran en no transgredir, desde ningún punto de vista, ninguno de nuestros valores, pase lo que pase.

¿Les puedo decir algo? No es tan difícil. No es tan lejano. No es para otras personas.

Se puede. Siempre se puede. En el interior de cada uno de ustedes está el cómo hacerlo.

Saludos a todos.
(Revisión: Francia Albornoz)

septiembre 04, 2008

Pensando en ti.

Esta mañana,
me desperté pensando en ti.
Te saqué de mis sueños,
porque en ellos estabas,
me hacías feliz.

Me levanté, te llamé,
nos encontramos,
lo pasamos bien.
Vi la felicidad en tus ojos,
vi mi alegría en ti.

Y ahora, justo antes de dormir,
te miro, te beso, te deseo buenas noches,
me dices "que sueñes conmigo" y pienso,
¿Quién dijo que los sueños,no pueden hacerse realidad?

(Para mi esposa)

mayo 11, 2008

Algo más sobre Creación de Valor.

En una publicación anterior, mencionaba la importancia de la creación de valor en los negocios. Este concepto a lo mejor, no es de fácil entendimiento para todos, pero es de mucha importancia para los emprendedores y empresarios, por lo que voy a dar algunos ejemplos para intentar aclararlo.

Creación de valor se refiere, a las distintas formas que uno tiene de hacer que se produzca mayor beneficio, ya sea modificando las características o componentes de algo ya existente, o bien, creando algo no existente.

Vamos al primer ejemplo. Imagine que usted posee un campo. En ese campo hay muchos árboles. Los árboles producen madera y usted decide venderla. En la venta de la madera, usted recibe una cantidad de dinero que depende de cuanta madera venda. Sin embargo, usted cree que no es suficiente para sus ambiciones. Piensa un tiempo y se da cuenta que si selecciona mejor los árboles, puede ofrecer madera de mejor calidad. Luego, disminuye su oferta de madera, pero se concentra en la de mejor calidad, con lo que aumenta su ingreso. Pero aún piensa que es poco. Por ahí leyendo, se informa de que la madera vendida en listones o tablas, vale más que la vendida en troncos. Entonces, compra maquinaria y corta los troncos en tablas y listones. Gracias a esto, su ingreso crece nuevamente. Pero aún quiere más. Trata de reducir sus costes para aumentar la utilidad, pero no es suficiente. Contrata más trabajadores para poder terminar antes sus procesos y vender más, pero aún no es suficiente. Un día, al estar de compras con su esposa, se da cuenta de lo costoso que puede ser un mueble según su forma y construcción, en comparación al costo de la madera utilizada en él. Entonces, se da cuenta de que en vez de vender su madera en listones o tablas, puede fabricar muebles y obtener por la madera aún más ingresos.

Este ejemplo ilustra como se va agregando valor a la materia prima para aumentar el beneficio a quien desea adquirirlo y a quien lo vende. Cada vez que mejoramos un producto, lo hacemos más útil, más barato, más bonito, lo usamos como parte de un sistema que soluciona algo, o lo complementamos con otro que permita un nuevo uso o un mejor uso, estamos creando valor, por lo tanto, estamos creando más beneficios para el comprador, y en consecuencia, este estará dispuesto a pagarle más. Pero hay que tener cuidado en algo, el valor realmente se crea, cuando el beneficio que se genera es mayor a los recursos necesarios para generar ese valor.

Volvamos al ejemplo. Imagine ahora que usted desea vender muebles y no posee un campo ni árboles, por lo que comprará las tablas, clavos, y herramientas para fabricarlos en un pequeño taller que arrendó para dicho fin, y además contratará a un carpintero para que los arme. Si la suma de todos los costes involucrados en la fabricación de su mueble, esto es, la madera, los clavos, el arriendo, las herramientas como el serrucho, el martillo, la sierra, la electricidad, el arriendo del taller y el sueldo del carpintero más los costes administrativos como su propio ingreso por dirigir la empresa y financieros como el capital inicial o dinero que necesitó para comprar los materiales, es menor al precio de venta de su mueble, entonces usted está generando valor. Veámoslo de otra manera. Supongamos que usted compró la madera en 100 y un vecino que necesita hacer una ampliación en su casa le ofrece 150 por ella. Su utilidad (precio de venta sobre el precio de compra) será de 50. En cambio, si otro vecino, mira la mesa de comedor con 6 sillas de espectacular diseño que fabricó con esa misma madera comprada en 100 y le ofrece 500 su beneficio será aun mayor, pero considerando que gastó 100 mas en el carpintero, el local y las herramientas, quedará en 300.

La alta competitividad de los mercados, especialmente por efecto de las transacciones globales de los negocios, empuja a las empresas a estar constantemente creando mayor valor en sus productos, servicios y soluciones. Los clientes, por otro lado, al tener mayor acceso a proveedores en todo el mundo gracias a Internet, exigen mayor beneficio al momento de decidir su compra.

Puede que usted no sea empresario ni emprendedor. Pero su labor dentro de la empresa donde trabaja, apuntará de todas formas a la creación de valor, ya que esto es algo esencial en las estrategias competitivas de las empresas de hoy. Y puede que usted no trabaje en un área de interacción directa con clientes, pero lo necesitará igual.

Crear valor, no sólo se aplica a los productos y servicios. Cuando usted se capacita y mejora su eficiencia o eficacia, está apuntando a agregar valor a su empresa. Cuando usted crea una solución dentro de una empresa, que hace que la empresa obtenga mayores ingresos ya sea porque incorpora nuevos clientes, o porque vende nuevos servicios o productos a clientes antiguos, o porque mejora algún proceso productivo, está creando valor para la empresa donde trabaja. Y mientras más valor genere, más valiosos será para esa empresa. Incluso, cuando usted lidera cambios en las personas que permiten un mejor clima laboral o mejoras en procesos o reducciones de costes, usted está creando valor.

Lo importante es, entender bien de que se trata, y sobre todo, entender que la creación de valor necesariamente apunta a obtener un mayor beneficio para los clientes, sean estos los consumidores de sus productos o servicios o su jefe o los accionistas, inversionistas o los clientes de su jefe. La creación de valor no apunta a uno mismo, uno se beneficia de ella por el incremento de utilidades o ingresos que genera el resultado de su aplicación en el aumento de los beneficios otorgados a los clientes a través de la venta de algún producto o servicio.

Para un emprendedor, es de suma importancia entender este concepto, practicar su uso, hacerlo parte de su filosofía de emprendimiento, estudiar a fondo sus impacto y mantenerlo como meta siempre, si desea ser exitoso. La creación de valor es producto del ingenio, la creatividad, la observación y asociación de ideas, pero sobre todo del conocimiento y la innovación tecnológica, como pilares fundamentales de su desarrollo.

Antes de emprender cualquier empresa, negocio o proyecto que desee que le genere ingresos analice bien, ¿Cuál es el valor que estoy ofreciendo? ¿Cuál es el valor de mi producto o servicio que hace que el cliente me compre a mí y no a mi competencia? ¿Cuánto mide o vale el valor que estoy agregando al producto o servicio que ofrezco? ¿Es mayor que el del resto de los oferentes? ¿Cuántos recursos estoy utilizando o necesito para generar ese valor? ¿Estoy generando realmente valor, o sólo un mayor beneficio a un costo más alto?

Creación de Valor: Observación + Conocimiento + Ingenio + Creatividad + Innovación.


¿Eres de los que realmente está creando valor?

Saludos a todos.

abril 23, 2008

Lo que realmente es el Liderazgo

Hace algunos años, el líder era considerado como un símbolo de autoridad concebido como un ser superior al resto de los miembros de su entorno. Se tenía la falsa idea de que eran líderes sólo quienes nacían con la membresía para serlo, pero el liderazgo se desarrolla, no se manifiesta.

El verdadero líder nato siempre surgirá, pero para permanecer en la cúspide debe desarrollar las características propias del liderazgo.

¿Por qué elegí hablar del liderazgo? Considero de suma importancia hablar sobre esto, pues es un tema de conversación imprescindible en el ámbito empresarial. Ya que toda empresa requiere de personas con los conocimientos y aptitudes necesarias para poder llevar a cabo grandes proyectos.

“Liderazgo” todos hablan de él, pocos lo entienden. La mayoría de las personas lo quieren, pocos lo logran. ¿En qué consiste ese intrigante asunto que llamamos “liderazgo”?

Después de algún tiempo de estudiar las conductas de grandes líderes y asistir a conferencias, además de observar el liderazgo dentro de mi familia y de quienes me rodean, he llegado a la conclusión de que el liderazgo es influencia. Eso es todo. Nada más, nada menos.

Es así, como podemos definir: El liderazgo es la capacidad de conseguir seguidores. Ahí radica el problema. La mayoría define o considera al liderazgo como la capacidad de alcanzar una posición, no de obtener seguidores. Por lo cual creo, que las actuales circunstancias ameritan un análisis para aceptar el liderazgo como influencia y desarrollarnos como líderes. Para convertirse en un líder se debe partir en identificarse como uno. Luego, dominar los enfoques tradicionales, así como las nuevas tendencias que del liderazgo el mundo necesita, estas son herramientas fundamentales para el éxito.

El mundo está en constante evolución; existen periodos más explosivos que otros, pero la transformación es la esencia de nuestra historia. Desde pequeños nos enseñan las principales acciones acontecidas, positivas o negativas, que provocaron cambios sustanciales en la humanidad, en otras palabras, que revolucionaron el pensamiento del hombre; da igual hablar de la era antigua como la moderna, la repercusión es la misma.

A este efecto podemos recordar lo que representaron la Revolución Industrial, todas las luchas por la independencia, y más recientemente la Revolución de la “Red”. No intento dar una clase de historia, sólo mencionar que nada de esto hubiese sido posible sin la presencia de un líder.

Acaso, ¿Sería posible concebir estos hechos sin el impulso de figuras como Jesucristo, Adolfo Hitler (no siempre nos conducen a fines auténticos), Bill Gates, entre otros? Evidentemente no, porque es el líder quién tiene una visión, un sueño, que comunica a otros, logrando que lo compartan y emprendiendo acciones para realizarlo; siendo siempre imagen impulsora de dichos acontecimientos.


Primeramente, debe quedar claro que un líder, según Santiago Álvarez De Mon: «no es "un ser especial y carismático que dirige los propósitos del resto de los mediocres mortales", ni una figura maquiavélica que progresa adaptándose a la moda de cada momento sin ir nunca a contracorriente... Tampoco se le debe asemejar con una especie de padre que guía a sus hijos obedientes e inmaduros».

Liderar es un arte, pero hay que desarrollarlo, pues no es suficiente ejercerlo con el instinto o carisma que se posea para ello. Con este fin existen técnicas y principios basados, especialmente, en la atención y trabajo con el subordinado. En este sentido, la figura del líder se describe desde la cultura y los valores personales, puesto que un líder para poder liderar a los demás, debe de partir liderándose a si mismo, lo que lo llevará a utilizar una actitud positiva ante sus seguidores.

La fuerza del líder radica principalmente en definir y mantener sus ideales, vivir por una misión, saber dirigir, interpretar las necesidades de sus seguidores, saber organizar y tener un buen pensamiento claro. Sin duda alguna, uno de los liderazgos más desafiantes para el ser humano: es el de sí mismo.
Creo que éste es un gran desafío para las mentes de líderes auténticos. Tener la enorme responsabilidad de dirigir nuestras propias vidas, para que, luego de experimentar el enorme placer y pasión que esa responsabilidad conlleva, ayudar a que otros también dirijan la suya; bien vale la pena.

Ser una persona “intelectualmente sólida" y "profesionalmente capaz", además contar con habilidades para la coordinación: lo que te lleva a ser un buen comunicador, a saber escuchar, a entender los puntos de vista ajenos y dialogar de manera constructiva, son actitudes requeridas para que un líder se gane el respeto de los dirigidos. En fin, el liderazgo tiene más que ver con deberes que con derechos.

La confianza que irradia un líder en su equipo, ya sea una empresa o una familia, es un ingrediente fundamental para que todo marche bien. La confianza que genera en el equipo, la integridad y honradez de un líder, es lo que trasciende, lo que va más allá de la materia, para que así, cuando el líder muera, la gente pueda afirmar: “ simplemente murió, pero nunca fue vencido, sigue entre nosotros tan vivo como siempre”. De cómo vivas tus valores y del ideal que tengas en la vida dependerá mucho lo que inspires luego de tu muerte.

En conclusión, el liderazgo no es un club exclusivo de los que han nacido líderes. Las cualidades que son la materia prima del liderazgo pueden adquirirse. Conéctalas con tus anhelos y nada podrá impedir que “tu” seas un líder. Lograr que otros hagan el trabajo es tarea de un gerente. Inspirar a otros a hacer un trabajo mejor es el logro de un líder.

La historia ha demostrado la importancia del líder para su desarrollo. El sector empresarial, sumergido en la misma, esta llamado a incluir esta afirmación a su vida, con vista a lograr la eficacia y la calidad que el mundo de hoy necesita de las organizaciones.

Por eso debemos tener claro que hoy no se concibe a un líder sino como alguien con quienes los subordinados se sienten a gusto trabajando, que se caracterice por sus valores, que vea a su subordinado como un igual, que lo comprenda, que busque no sólo el bienestar individual, sino el del equipo, un líder con deseo de mejora continúa... En fin, sólo los líderes emocionalmente inteligentes y de comportamiento ético contribuyen a la inteligencia, salud y a la integridad de la organización.

Escrito por:
Jazmín Barraza de Guaymas Sonora, México
Estudiante de Comercio Internacional


Bibliografía
1. John C. Maxwell. Liderazgo101. Editorial Caribe, 2003.
2. John C. Maxwell. Liderazgo Real. Editorial Caribe, Audiolibro.

marzo 21, 2008

¡YO PUEDO!

No sé si se han puesto a contar la cantidad de veces que una persona puede decir “no puedo” en el día. Yo lo he hecho. Ni se imaginan cuántas son (muchas más que 10).

Estamos inmersos en tantos problemas día a día que es muy difícil darse cuenta de que las viejas recetas sobre la vida aún en estos tiempos funcionan bien. Algo tan sencillo como cambiar el “no puedo” por el “yo puedo” resulta algo casi de otro mundo para quienes no lo aplican. Sin embargo, para quienes lo usan a diario, es una frase muy poderosa, que encierra mucho más que una expresión de hacer.

Normalmente lo escuchamos o lo decimos como algo súper natural, “no puedo ir porque...”, “no puedo porque no tengo dinero”, “no puedo porque no tengo con quién dejar a los niños”, “no puedo porque no es para mí”, “no puedo porque soy muy viejo”, “no puedo porque soy muy joven”, etc. Cada vez que estamos diciendo de forma tan natural “no puedo”, nos estamos poniendo un enorme límite a cosas que perfectamente se pueden. Repetir una y otra vez durante el día esta frase, nos puede llevar a terminar el día con frustración.

Quiero ahondar un poco en lo siguiente. Decir “no puedo”, de forma natural, implica que la actitud de esa persona es la de negarse a muchas cosas simplemente por no hacer el ejercicio de ver cómo poder hacerlas. Si de 10 cosas que les proponen hacer, a las 10 dicen “no puedo”, claramente no harán ninguna. En cambio, si a las 10 respondieran “yo puedo”, muy probablemente lograrían las 10. Y para los más pesimistas, con esta actitud igual lograrían al menos dos o tres, que ya es mejor que ninguna.

Solo es un cambio de actitud. Es pensar antes de responder en forma natural “no puedo”. Es cambiar esa frase por “yo puedo” y repetir esto durante el día, una y otra vez, hasta que se haga algo natural, y lo natural pase a ser “yo puedo”. Obviamente no les puedo asegurar que lograrán todo. Siempre hay porrazos o fracasos, pero les aseguro que eso es mejor que nunca lograr algo por tener “la cabeza” llena de límites. La actitud del “yo puedo” los puede llevar muy lejos. Primero, los hará usar “la cabeza”. Así es. Cada vez que ustedes dicen “no puedo”, en ese instante, dejan de pensar en el problema propuesto. En cambio, cuando dicen “yo puedo” comienza todo un proceso mental creativo que busca solucionar o lograr lo propuesto. Y ese uso de sus mentes o cerebro es mucho más beneficioso cuando es una tarea repetitiva a lo largo del día. Recuerden que muchas de las cosas las vamos solucionando por experiencia, y la experiencia sirve para que nuestro cerebro asocie ideas, situaciones y encuentre soluciones.

No quiero que se mal entienda que las personas que tienen la actitud del “no puedo” no logren lo que quieren en sus vidas y no sean felices. Lo que quiero que entiendan es que con la actitud positiva del “yo puedo” podrán llegar mucho más lejos, tanto como ustedes quieran.

Piensen en las cosas que quieren conseguir como en el recorrido de una escalera en ascenso. Si estando frente al primer peldaño dicen “no puedo”, será todo, ni siquiera pisarán el primer escalón, o lo harán con miedo, y será tanto que en el segundo o tercero tendrán que parar y sentarse un rato para evaluar si siguen, y probablemente no lo harán, porque ya estaba en su mente preconcebida la idea de no poder hacerlo. Y ahí estarán, en el tercer o cuarto escalón mirando hacia arriba y viendo cómo otros ya están mucho más arriba y siguen subiendo. Algo que es obvio, pero que no lo parece tanto cuando lo aplicamos en la vida, es que cada escalón que logren subir los pone más cerca de lo que desean, o sea, ahora tienen menos escalones que subir. Parece de niños, pero es así, cada pequeño logro los pone a menos escalones del triunfo. Y mientras menos escalones se vean para llegar arriba más motivación y energía les entrega. Partir frente a la escalera diciendo “yo puedo” los lleva, al menos en sus mentes, instantáneamente al final de la escalera y todo se ve tan claramente desde allí y tan fácil que no se darán cuenta cómo irán subiendo de escalón en escalón. El “yo puedo” inicial implica entender que se puede subir cada uno de los escalones que los llevará al triunfo.

Los reto entonces a probar este ejercicio. Cada vez que vayan a decir “no puedo” piensen y digan “yo puedo”, trabajen en esto durante todo su día y trabajen también convencerse de que realmente pueden. Decir “yo puedo” sin creer en ustedes mismos no sirve de mucho. Pero este ejercicio no solo sirve para poder obtener cosas tangibles. Este ejercicio es uno de los más básicos a la hora de lograr un cambio total de actitud frente a la vida. Implica comenzar a triunfar de verdad; Implica lograr muchos éxitos pequeños y enfrentar fracasos que van componiendo el éxito final; Implica comenzar a perder el miedo al fracaso, y por lo tanto, tomar más riesgos; Implica adquirir mayor experiencia frente a las situaciones diversas de la vida; Implica hacer cosas en vez de ver cómo otros las hacen y las disfrutan; Implica tener que comenzar a readecuar un montón de otras cosas en sus vidas para lograr “poder” en la vida; Implica comenzar a ver la vida de otra forma.

Entonces, hagan el ejercicio, cambien el “no puedo” por “yo puedo” y comiencen desde ahora, antes de empezar a decirse “no puedo hacer este ejercicio, no tengo tiempo y es muy básico”. Partan ahora, digan “yo puedo, cambiaré mi vida” y verán los excelentes resultados que tiene esto. Yo se los aseguro, al menos en un día de ejercicio. Ustedes pueden extenderlo tanto como quieran en sus vidas. Todo depende de las ganas que tengan de lograrlo, sea lo que sea.

Todo es posible, ¡Yo puedo!

Saludos a todos.
(Revisión: Francia Albornoz)