abril 23, 2008

Lo que realmente es el Liderazgo

Hace algunos años, el líder era considerado como un símbolo de autoridad concebido como un ser superior al resto de los miembros de su entorno. Se tenía la falsa idea de que eran líderes sólo quienes nacían con la membresía para serlo, pero el liderazgo se desarrolla, no se manifiesta.

El verdadero líder nato siempre surgirá, pero para permanecer en la cúspide debe desarrollar las características propias del liderazgo.

¿Por qué elegí hablar del liderazgo? Considero de suma importancia hablar sobre esto, pues es un tema de conversación imprescindible en el ámbito empresarial. Ya que toda empresa requiere de personas con los conocimientos y aptitudes necesarias para poder llevar a cabo grandes proyectos.

“Liderazgo” todos hablan de él, pocos lo entienden. La mayoría de las personas lo quieren, pocos lo logran. ¿En qué consiste ese intrigante asunto que llamamos “liderazgo”?

Después de algún tiempo de estudiar las conductas de grandes líderes y asistir a conferencias, además de observar el liderazgo dentro de mi familia y de quienes me rodean, he llegado a la conclusión de que el liderazgo es influencia. Eso es todo. Nada más, nada menos.

Es así, como podemos definir: El liderazgo es la capacidad de conseguir seguidores. Ahí radica el problema. La mayoría define o considera al liderazgo como la capacidad de alcanzar una posición, no de obtener seguidores. Por lo cual creo, que las actuales circunstancias ameritan un análisis para aceptar el liderazgo como influencia y desarrollarnos como líderes. Para convertirse en un líder se debe partir en identificarse como uno. Luego, dominar los enfoques tradicionales, así como las nuevas tendencias que del liderazgo el mundo necesita, estas son herramientas fundamentales para el éxito.

El mundo está en constante evolución; existen periodos más explosivos que otros, pero la transformación es la esencia de nuestra historia. Desde pequeños nos enseñan las principales acciones acontecidas, positivas o negativas, que provocaron cambios sustanciales en la humanidad, en otras palabras, que revolucionaron el pensamiento del hombre; da igual hablar de la era antigua como la moderna, la repercusión es la misma.

A este efecto podemos recordar lo que representaron la Revolución Industrial, todas las luchas por la independencia, y más recientemente la Revolución de la “Red”. No intento dar una clase de historia, sólo mencionar que nada de esto hubiese sido posible sin la presencia de un líder.

Acaso, ¿Sería posible concebir estos hechos sin el impulso de figuras como Jesucristo, Adolfo Hitler (no siempre nos conducen a fines auténticos), Bill Gates, entre otros? Evidentemente no, porque es el líder quién tiene una visión, un sueño, que comunica a otros, logrando que lo compartan y emprendiendo acciones para realizarlo; siendo siempre imagen impulsora de dichos acontecimientos.


Primeramente, debe quedar claro que un líder, según Santiago Álvarez De Mon: «no es "un ser especial y carismático que dirige los propósitos del resto de los mediocres mortales", ni una figura maquiavélica que progresa adaptándose a la moda de cada momento sin ir nunca a contracorriente... Tampoco se le debe asemejar con una especie de padre que guía a sus hijos obedientes e inmaduros».

Liderar es un arte, pero hay que desarrollarlo, pues no es suficiente ejercerlo con el instinto o carisma que se posea para ello. Con este fin existen técnicas y principios basados, especialmente, en la atención y trabajo con el subordinado. En este sentido, la figura del líder se describe desde la cultura y los valores personales, puesto que un líder para poder liderar a los demás, debe de partir liderándose a si mismo, lo que lo llevará a utilizar una actitud positiva ante sus seguidores.

La fuerza del líder radica principalmente en definir y mantener sus ideales, vivir por una misión, saber dirigir, interpretar las necesidades de sus seguidores, saber organizar y tener un buen pensamiento claro. Sin duda alguna, uno de los liderazgos más desafiantes para el ser humano: es el de sí mismo.
Creo que éste es un gran desafío para las mentes de líderes auténticos. Tener la enorme responsabilidad de dirigir nuestras propias vidas, para que, luego de experimentar el enorme placer y pasión que esa responsabilidad conlleva, ayudar a que otros también dirijan la suya; bien vale la pena.

Ser una persona “intelectualmente sólida" y "profesionalmente capaz", además contar con habilidades para la coordinación: lo que te lleva a ser un buen comunicador, a saber escuchar, a entender los puntos de vista ajenos y dialogar de manera constructiva, son actitudes requeridas para que un líder se gane el respeto de los dirigidos. En fin, el liderazgo tiene más que ver con deberes que con derechos.

La confianza que irradia un líder en su equipo, ya sea una empresa o una familia, es un ingrediente fundamental para que todo marche bien. La confianza que genera en el equipo, la integridad y honradez de un líder, es lo que trasciende, lo que va más allá de la materia, para que así, cuando el líder muera, la gente pueda afirmar: “ simplemente murió, pero nunca fue vencido, sigue entre nosotros tan vivo como siempre”. De cómo vivas tus valores y del ideal que tengas en la vida dependerá mucho lo que inspires luego de tu muerte.

En conclusión, el liderazgo no es un club exclusivo de los que han nacido líderes. Las cualidades que son la materia prima del liderazgo pueden adquirirse. Conéctalas con tus anhelos y nada podrá impedir que “tu” seas un líder. Lograr que otros hagan el trabajo es tarea de un gerente. Inspirar a otros a hacer un trabajo mejor es el logro de un líder.

La historia ha demostrado la importancia del líder para su desarrollo. El sector empresarial, sumergido en la misma, esta llamado a incluir esta afirmación a su vida, con vista a lograr la eficacia y la calidad que el mundo de hoy necesita de las organizaciones.

Por eso debemos tener claro que hoy no se concibe a un líder sino como alguien con quienes los subordinados se sienten a gusto trabajando, que se caracterice por sus valores, que vea a su subordinado como un igual, que lo comprenda, que busque no sólo el bienestar individual, sino el del equipo, un líder con deseo de mejora continúa... En fin, sólo los líderes emocionalmente inteligentes y de comportamiento ético contribuyen a la inteligencia, salud y a la integridad de la organización.

Escrito por:
Jazmín Barraza de Guaymas Sonora, México
Estudiante de Comercio Internacional


Bibliografía
1. John C. Maxwell. Liderazgo101. Editorial Caribe, 2003.
2. John C. Maxwell. Liderazgo Real. Editorial Caribe, Audiolibro.