marzo 21, 2008

¡YO PUEDO!

No sé si se han puesto a contar la cantidad de veces que una persona puede decir “no puedo” en el día. Yo lo he hecho. Ni se imaginan cuántas son (muchas más que 10).

Estamos inmersos en tantos problemas día a día que es muy difícil darse cuenta de que las viejas recetas sobre la vida aún en estos tiempos funcionan bien. Algo tan sencillo como cambiar el “no puedo” por el “yo puedo” resulta algo casi de otro mundo para quienes no lo aplican. Sin embargo, para quienes lo usan a diario, es una frase muy poderosa, que encierra mucho más que una expresión de hacer.

Normalmente lo escuchamos o lo decimos como algo súper natural, “no puedo ir porque...”, “no puedo porque no tengo dinero”, “no puedo porque no tengo con quién dejar a los niños”, “no puedo porque no es para mí”, “no puedo porque soy muy viejo”, “no puedo porque soy muy joven”, etc. Cada vez que estamos diciendo de forma tan natural “no puedo”, nos estamos poniendo un enorme límite a cosas que perfectamente se pueden. Repetir una y otra vez durante el día esta frase, nos puede llevar a terminar el día con frustración.

Quiero ahondar un poco en lo siguiente. Decir “no puedo”, de forma natural, implica que la actitud de esa persona es la de negarse a muchas cosas simplemente por no hacer el ejercicio de ver cómo poder hacerlas. Si de 10 cosas que les proponen hacer, a las 10 dicen “no puedo”, claramente no harán ninguna. En cambio, si a las 10 respondieran “yo puedo”, muy probablemente lograrían las 10. Y para los más pesimistas, con esta actitud igual lograrían al menos dos o tres, que ya es mejor que ninguna.

Solo es un cambio de actitud. Es pensar antes de responder en forma natural “no puedo”. Es cambiar esa frase por “yo puedo” y repetir esto durante el día, una y otra vez, hasta que se haga algo natural, y lo natural pase a ser “yo puedo”. Obviamente no les puedo asegurar que lograrán todo. Siempre hay porrazos o fracasos, pero les aseguro que eso es mejor que nunca lograr algo por tener “la cabeza” llena de límites. La actitud del “yo puedo” los puede llevar muy lejos. Primero, los hará usar “la cabeza”. Así es. Cada vez que ustedes dicen “no puedo”, en ese instante, dejan de pensar en el problema propuesto. En cambio, cuando dicen “yo puedo” comienza todo un proceso mental creativo que busca solucionar o lograr lo propuesto. Y ese uso de sus mentes o cerebro es mucho más beneficioso cuando es una tarea repetitiva a lo largo del día. Recuerden que muchas de las cosas las vamos solucionando por experiencia, y la experiencia sirve para que nuestro cerebro asocie ideas, situaciones y encuentre soluciones.

No quiero que se mal entienda que las personas que tienen la actitud del “no puedo” no logren lo que quieren en sus vidas y no sean felices. Lo que quiero que entiendan es que con la actitud positiva del “yo puedo” podrán llegar mucho más lejos, tanto como ustedes quieran.

Piensen en las cosas que quieren conseguir como en el recorrido de una escalera en ascenso. Si estando frente al primer peldaño dicen “no puedo”, será todo, ni siquiera pisarán el primer escalón, o lo harán con miedo, y será tanto que en el segundo o tercero tendrán que parar y sentarse un rato para evaluar si siguen, y probablemente no lo harán, porque ya estaba en su mente preconcebida la idea de no poder hacerlo. Y ahí estarán, en el tercer o cuarto escalón mirando hacia arriba y viendo cómo otros ya están mucho más arriba y siguen subiendo. Algo que es obvio, pero que no lo parece tanto cuando lo aplicamos en la vida, es que cada escalón que logren subir los pone más cerca de lo que desean, o sea, ahora tienen menos escalones que subir. Parece de niños, pero es así, cada pequeño logro los pone a menos escalones del triunfo. Y mientras menos escalones se vean para llegar arriba más motivación y energía les entrega. Partir frente a la escalera diciendo “yo puedo” los lleva, al menos en sus mentes, instantáneamente al final de la escalera y todo se ve tan claramente desde allí y tan fácil que no se darán cuenta cómo irán subiendo de escalón en escalón. El “yo puedo” inicial implica entender que se puede subir cada uno de los escalones que los llevará al triunfo.

Los reto entonces a probar este ejercicio. Cada vez que vayan a decir “no puedo” piensen y digan “yo puedo”, trabajen en esto durante todo su día y trabajen también convencerse de que realmente pueden. Decir “yo puedo” sin creer en ustedes mismos no sirve de mucho. Pero este ejercicio no solo sirve para poder obtener cosas tangibles. Este ejercicio es uno de los más básicos a la hora de lograr un cambio total de actitud frente a la vida. Implica comenzar a triunfar de verdad; Implica lograr muchos éxitos pequeños y enfrentar fracasos que van componiendo el éxito final; Implica comenzar a perder el miedo al fracaso, y por lo tanto, tomar más riesgos; Implica adquirir mayor experiencia frente a las situaciones diversas de la vida; Implica hacer cosas en vez de ver cómo otros las hacen y las disfrutan; Implica tener que comenzar a readecuar un montón de otras cosas en sus vidas para lograr “poder” en la vida; Implica comenzar a ver la vida de otra forma.

Entonces, hagan el ejercicio, cambien el “no puedo” por “yo puedo” y comiencen desde ahora, antes de empezar a decirse “no puedo hacer este ejercicio, no tengo tiempo y es muy básico”. Partan ahora, digan “yo puedo, cambiaré mi vida” y verán los excelentes resultados que tiene esto. Yo se los aseguro, al menos en un día de ejercicio. Ustedes pueden extenderlo tanto como quieran en sus vidas. Todo depende de las ganas que tengan de lograrlo, sea lo que sea.

Todo es posible, ¡Yo puedo!

Saludos a todos.
(Revisión: Francia Albornoz)