marzo 22, 2009

Evolución.

Por estos días celebramos 200 años desde que se formulara la famosa Teoría de la Evolución de Darwin, y creo que es un buen referente para que pensemos en incorporar el concepto de la evolución en algunas de las actividades de nuestro diario vivir.

Pensar de una forma evolutiva significa asimilar que las cosas siempre se pueden y se deben mejorar a medida que avanza el tiempo. Esto aplicado a nuestras actividades en el trabajo, a nuestros estudios, a la relación con las demás personas, a nuestro actuar en la sociedad. Evolucionar significa partir por nosotros mismos, hacia la construcción de una mejor persona, acorde con los nuevos tiempos y las necesidades propias de cada etapa de nuestras vidas. También implica reconocer todo lo que se sabe que no está perfectamente bien y buscar los pasos a seguir para mejorarlo. Incorporar una forma de pensar así es comprender que la vida nos pone desafíos con el mismo fin de hacernos cada vez mejores, a través de todo lo que aprendemos de cada momento complejo del cual salimos con el éxito o con el fracaso bajo el brazo. Evolucionar, es justamente tomar ese éxito o fracaso y aprender de ellos para acumular experiencias que a futuro nos permitan enfrentar la vida de una forma más asertiva, con más confianza y optimismo.

El desafío es igualmente necesario como sociedad, y sobre todo en estos tiempos donde se necesita derribar los antiguos estereotipos y sobrepasar los límites que nosotros mismos impusimos sobre la base de situaciones que hoy ya no existen. Para evolucionar, se requiere una forma de pensar social, política y económicamente que vaya de la mano con la actual situación que vive el mundo, en un tiempo donde la información y la conectividad permiten realizar acciones a escalas globales, más allá de los límites geográficos o de diversas ideologías. Nuestra sociedad necesita una evolución hacia políticas más humanitarias, de objetivos globales, consientes con el medio ambiente, y que representen las nuevas corrientes de pensamientos que se alzan en muchos lugares del mundo como un grito de desesperación frente a las reales dificultades que se viven en el mundo de hoy.

De la misma manera, se requiere hoy que las empresas e industrias evolucionen hacia políticas de desarrollo sustentable, de eficiencia energética, de demanda responsable de recursos escasos o no renovables, de protección al trabajo y de acuerdos entre accionistas y empleados sobre mejores prácticas empresariales. El mundo empresarial debe estar muy atento a los nuevos requerimientos de consumidores más exigentes y más especializados en diversos temas que antes no representaban mayor interés en la sociedad pero que hoy son de suma importancia a la hora de la decisión de compra. Más aún, deberán estar atentos a grupos de consumidores organizados globalmente que irán en contra de todo lo que les parezca perjudicial para ellos. En esta nueva situación global de crisis económica, las empresas deberán tomar el camino de la evolución de manera más ágil, comenzando por sus productos y servicios y terminando en la atención a sus clientes. El nuevo escenario exige a las empresas re-pensar sus productos y servicios, sus procesos productivos, sus sistemas de atención post-venta, hacia objetivos de mayor beneficio, o de beneficios más concretos para sus clientes. Muchas veces esto significará literalmente botar a la basura muchos productos y tecnologías actuales y reemplazarlas por otras más eficientes o más en la línea de las nuevas necesidades, tal como lo hizo por ejemplo el gran Steve Jobs cuando volvió a Apple y la hizo resurgir del borde del fracaso a la empresa exitosa que es hoy.

Es necesario entonces, comprender y aplicar constantemente una teoría de la evolución a lo que normalmente hacemos, entendiendo que prácticamente todo lo que hacemos se puede mejorar, y no es sólo algo que se realizar una vez y listo, ¡no! Es un proceso continuo, en el tiempo, que nos llevará hacia un mejor futuro, como personas, como empresas, como sociedad, como nación y como planeta. Pensar en ello y asimilarlo es entender que siempre vamos a tener la oportunidad de hacerlo mejor, y por lo tanto, que los errores o fracasos no sólo son cosas negativas si no que tienen su lado rescatable. Evolucionar implica también querer mejorar lo que nos rodea, nuestro mundo, pensando en las futuras generaciones y lo que recibirán de herencia nuestra, lo que representa nuestro mayor desafío como seres humanos, nuestra más grande misión como especie. Es hora que nos levantemos y cambiemos las cosas para que las futuro no tenga un mal recuerdo hacia el pasado, si no que lo vea con orgullo, agradecimiento y como un mensaje a preservar y a seguir haciendo de este, nuestro mundo, un lugar mucho mejor.

Mi llamado, en este hermoso día domingo de marzo, es como siempre a reflexionar y a atreverse no sólo a pensarlo si no que también a convertirlo en acciones concretas, grandes acciones tal vez, o simplemente pequeñas pero inmediatamente aplicadas a nuestra cotidianidad. Por supuesto el llamado también es a transmitir esto y a contagiar a otros a evolucionar, hacia la vida que realmente queremos y deseamos vivir. No es en lo más mínimo difícil, no es en lo más mínimo imposible, funciona, así de fácil y ayuda a construir un camino hacia la felicidad, hacia la realización personal, hacia un mejor entendimiento de quienes nos rodean y de nuestro planeta. Y si por una milagrosa casualidad esto, se convirtiera en una corriente de contagio de alegría y esperanza ustedes serían los precursores de un verdadero cambio en el mundo, que partió con algo tan simple y que podría convertirse en algo tan significativo. Como bien la Teoría de la Evolución plantea, las especies buscan adaptarse a los cambios, los que siempre existirán, no importando en que situación específica se encuentre nuestro planeta u otro que habitemos, y sólo prevalecerán las especies que realmente logren una adaptación perfecta al nuevo entorno que las rodea, ya sea desde el punto de vista biológico, o en nuestro caso, también social.

Saludos a todos.