abril 23, 2011

Elemental.

Un año. Quizá un poco más, es el tiempo que ha pasado desde la última vez que escribí. Muchas veces había sentido las ganas de volver a hacerlo, pero el paso de la vida y de su quehacer me había distraído en otras cosas. Algunas, más importantes otras menos. Un año donde lo principal ha sido la reflexión y el crecimiento espiritual. Muchas ideas han surgido y muchas otras han terminado de madurar. El fin de un gran ciclo, decía un horóscopo de esos más serios que predicen cómo será tu año, y así fue en el 2010.

Ahora, en esta nueva etapa que comenzó con cambios profundos, he redescubierto un montón de cosas que ya había olvidado. Cosas mucho más cercanas a lo profundo de mi persona y a lo profundo de las demás personas.

Desde hace muchos años que viene dando vueltas en mi cabeza que cada cosa que uno hace en la vida, de alguna forma repercute en las cosas que haces en el futuro, por lo tanto, lo que ocurra en tu futuro, es producto de lo que haces hoy. Así, somos dueños de nuestro destino y de nuestro futuro en cierta medida.

Dicho esto, he vuelto a tomar las riendas de mi vida, pero esta vez no en el plano profesional, si no que en un plano mucho más personal e interno, intentando orientar mi energía hacia actividades que realmente me llenen y me acerquen a la felicidad.

Una de las cosa que he redescubierto, es la importancia de hacer cosas que alimenten y complementen el alma. Es una búsqueda del equilibrio mucho más sentrada en las cosas que realmente estaban desequilibradas que de las que creía que lo estaban.

A lo largo de mi vida he comprobado esto, cuando vas más equilibrado por la vida, hay mucho más armonía, tranquilidad y manejo de los tiempos de esta muchas veces agotadora vida. Y es que vivir en una ciudad como Santiago, requiere de ayuda extra para no volverse loco.

En esta nueva aventura, siempre lo son cuando uno así lo propone, he dedicado más tiempo a lo que me gusta y me apasiona. He rescatado del baúl de los recuerdos cosas con las que no interactuaba desde niño, y eso, ha llenado de magia mi vida nuevamente. Pero también, he dejado de lado algunos límites que sin darme cuenta no me dejaban desarrollarme y ahora, una vez eliminados, me han dado la oportunidad de maravillarme nuevamente. Es extraño darse cuenta que hay cosas que a uno desde la niñez lo asombran y probablemente durante el resto de nuestras vidas lo seguirán haciendo.

He comenzado varios proyectos que encuentro muy entretenidos, sólo por el placer de hacerlos, sin esperar nada más a cambio, y esa libertad de pensamiento ha hecho que sean mucho más satisfactorios. Hace poco terminé de leer un libro escrito por Ken Robinson, titulado El Elemento, que ayudó también a reorientar mi energía. En él se habla de la pasión y el talento que todos tenemos y que al descubrir puede cambiar nuestras vidas para siempre.

Todo parte, como siempre digo a mis alumnos, con tener sueños, y con creer que se pueden lograr. Eso es fundamental. Cambiar algunas cosas que no están avanzando bien en la vida también se puede lograr cuando tenemos la voluntad de hacerlo, pero es escencial aprender a conocerse completamente a uno mismo primero. Luego, comprender qué cosas necesitamos y qué cosas nos llena y produce alegría y felicidad al hacerlas.

Pero escencialmente, se trata de integrar lo que más nos gusta y apasiona con nuestra realización personal, profesional y social. Después de mucho pensar no encontré razón alguna para separar lo profesional de lo personal o espiritual. Todo debe equilibradamente ser parte de un todo, que conforma nuestra persona. Un todo que debe utilizar esa gran energía al servicio de la vida, también vista como un todo.

Hay que poner atención a lo que realmente nos estremece, para bien o para mal, ahí puede estar muchas veces lo que es realmente importante para nuestras vidas. Ahí puede estar una gran poportunidad de encontrar nuestro elemento, nuestra identidad, nuestra misión, una fuente inagotable de energía extra para hacer muchas cosas.

Hoy, cuando vuelvo a escribir, me vuelvo a llenar de ese no se qué que me dice internamente que es necesario hacerlo más seguido porque me hace bien. Me vuelvo a llenar de energía y de ganas de continuar, como siempre debió haber sido.

Como tema de reflexión les hago esta pregunta ¿Qué actividad o tema les hace sentir que por dentro les recorre un torrente de energía o adrenalina que los apasiona locamente? Ahí está a lo que deben poner atención.

Como decía una vieja canción, "la vida es demasiado corta para vivirla en el pasado". Es hora de vivirla en un presente que cumpla con las espectativas que de niño teníamos sobre ella.

Saludos a todos.