octubre 29, 2005

La profesión y la empresa como valor para la sociedad.

Vivimos en una sociedad donde la empresa es mayoritariamente mirada como una fuente de ingresos, tanto para trabajadores como para empresarios, y como una gran madre que nos puede entregar el abrigo y la paz de la estabilidad económica. La empresa además, con un poco más de profundización sobre el tema, es mirada como una opción capitalista, símbolo del libre mercado y como forma de canalizar los sueños y ambición de riqueza económica y de poder. Quizá no para todos los empresarios signifique esto, pero principalmente para la sociedad lo es. ¿A qué se debe esta forma de ver la empresa?

Cuando tiempo atrás decidí ser empresario, mucho de ese pensamiento de ver la empresa como fuente de generación de ingresos y riquezas abordaba mi mente. Tenía ese sueño de ser el dueño del mundo, ¿para qué? Ahora, ya con más de 10 años desde ese entonces, las cosas se ven distintas.

Empresa, según la definición de la RAE, es una "Acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo", pero también está definida por la misma entidad como "Unidad de organización dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios con fines lucrativos".

La primera definición nos lleva a un pensamiento de algo digno, admirable, valorado, respetable. Algo que en nuestros propios recuerdos nos trae orgullo, satisfacción y confianza. Una empresa, un sueño de lograr. La segunda definición, sin embargo, nos aterriza un poco más, agregando el término "lucrativo" a algo antes idealizado e inmaculado, convirtiéndolo en algo profano y hasta deshonesto.

La empresa puede estar en todos los aspectos de la vida. Cada proyecto que comenzamos es una empresa. Cada gran logro que hemos conseguido es producto de la empresa que desarrollamos para obtenerlo. El éxito es el resultado de muchas empresas que llevaron a un gran resultado. La empresa en los distintos ámbitos de la vida es lucrativa, sin duda, debido a que lucrar significa obtener alguna utilidad o ganancia, y el éxito o los resultados de nuestros proyectos personales nos generan utilidades o ganancias emocionales y afectivas, nos hacen más fuertes y mejores personas.

La empresa, desde el punto de vista de la economía, también es lucrativa, puesto que genera utilidades y ganancias que ahora se pueden cuantificar a través de herramientas monetarias y que contribuyen a un gran objetivo que es hacer más estable y fuerte económicamente al país.

¿Hasta qué punto una empresa debe generar riqueza?, ¿Es esta riqueza una utilidad o ganancia solo para la empresa?

Tiempo atrás escuché una frase que decía: "Una empresa que genera valor a la sociedad nunca desaparece". Esta frase que aparentemente es simple, denota la gran importancia del concepto “lucrar” en las empresas. Las empresas no deben ser solo lucrativas en cuanto a dinero, sino que también deben ser lucrativas en cuanto a generar una utilidad y ganancia para la sociedad en la que están inmersas, ya sea generando, inicialmente, un aporte a la vecindad más cercana, para luego entregar un aporte al desarrollo del país en su totalidad a través de la generación de empleos, del apoyo a la cultura y la educación, contribución a la disminución de la pobreza, generación de focos de desarrollo económico y tecnológicos, y entregando valor a la cadena o mercado vertical en el cual se desenvuelve.

La importancia en estos días de actividades como el cuidado del medio ambiente, el aporte a instituciones de beneficencia, espectáculos culturales y a la educación, son muy valoradas por sociedades desarrolladas. La empresa comienza a tomar un rol significativo desde el punto de vista social, los consumidores exigen calidad de productos y una producción de acuerdo con un desarrollo sustentable, además de políticas valóricas hacia un objetivo común del país. La empresa está inmersa ahora en una sociedad de hechos, por lo que no solo se valora por el patrimonio monetario, sino además por su aporte concreto a la sociedad.

Por otra parte, la persona comienza a tomar una importancia central como elemento de alto valor para la empresa. En este nuevo rol también comienza a exigir políticas que estén de acuerdo con su voluntad y capacidad de aportar a la sociedad, al país y, principalmente, a mejorar la calidad de vida. Uno de los principales activos de algunas empresas comienza a ser las personas que la componen y el conocimiento que poseen.

Nuestra profesión, concluida en muchos casos de nuestra vocación, ahora tiene un lugar más auspicioso dentro de la empresa en cuanto a ser un aporte a la sociedad y entregarnos una razón de ser como elemento de valor. Nuestra formación como profesionales fue integral, fue tanto teórica como técnica, fue valórica y nos ayudó a crear conciencia de nuestras vidas, de las de los demás, de nuestro planeta y de los recursos escasos, nos proporcionó la forma de pensar en un mayor cuidado y amor hacia nuestra vida a través del trabajo conjunto y organizado de todo el país.

Nuestro valor como profesionales entonces, frente a la sociedad, se da en este nuevo escenario, tanto en lo personal como en lo empresarial. La empresa debe ser ahora un medio de ayuda para materializar nuestro aporte a la sociedad, no solo en cuanto a la generación de riqueza, sino que también a hacernos crecer como personas, mejorar la calidad de vida de quienes nos rodean, generar cimientos fuertes de conocimiento, desarrollar valores y practicar una conciencia de objetivos en común.

La empresa debe recuperar su definición de algo ideal, admirable, respetable y necesario. Debe estar siempre generando valor a la sociedad, a sus trabajadores, a sus vecinos, a su país. La empresa, debe ser autosuficiente y crecer de acuerdo con sus proyecciones y objetivos comúnmente encontrados entre propietarios y trabajadores, pero sin llegar al extremo de concentrar la riqueza de forma piramidal. La empresa de estos días debe ser una empresa de ética, de profesionales íntegros, justos y sinceros, preocupada por su entorno y por justificar su razón de ser a través de la entrega de valor y utilidad.

Somos profesionales buscando una vida mejor, que muchas veces aportamos a la sociedad en nuestros vecindarios, en nuestra familia, en nuestras iglesias, ¿por qué no llevar nuestras ideas a nuestras empresas y hacer partícipes a otras personas de este gran objetivo?, ¿por qué no ser conscientes y consecuentes con nuestra formación profesional e íntegra, y entregar a la sociedad tanto como podamos sin esperar algo a cambio?

Persona, familia, profesión, empresa, desde ahí podemos generar valor al mundo que queremos para el mañana.
(Revisión: Francia Albornoz)

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