
Normalmente, al menos a mi me pasa, cuando vuelvo, vuelvo lleno de reflexiones. Reflexiones de la vida que llevo, y de cómo debería ser. Reflexiones sobre porque no conocemos muchos más lugares, más personas, de porque no tenemos muchas más aventuras, y tomamos más riesgos. También lleno de recuerdos, de esos días que queremos vivir siempre, porque el trabajo del año entero nos tiene destrozados, junto con la rutina, y el imparable ajetreo de vivir en la capital.
Vacaciones, eso que todos queremos, eso que anhelamos con tantas ganas que a veces dejamos demasiado en alto lo que esperamos de ellas, pero otras veces, nos sorprende. A mi, personalmente la vida me sigue sorprendiendo cada vez que conozco nuevas personas, nuevos lugares, nuevas culturas. Que ganas de viajar por todo el mundo y conocer miles de lugares, miles de culturas y documentar todo para luego intentar disponerlo a muchas otras personas que a lo mejor en ese momento no pueden viajar.

Vacaciones, y a lo mejor, el comienzo de una nueva etapa en mi vida, al menos la energía y las ganas las traje… del sol y de la playa.
Puede que exista sólo una cosa mala de todo esto, por supuesto, el regreso al trabajo. Y después de andar tanto, uno también llega un poco cansado de las vacaciones. Falta como un período intermedio entre que llegas de vacaciones y entras a trabajar. Para mí, este período se podría llamar vacaciones de vacaciones. Eso necesito ahora, un poco de no hacer absolutamente nada, y mentalizarme en poder volver con todas la energía necesaria al trabajo, el que, después de todo, nos permite año a año, volver a salir de vacaciones, abrir nuevamente los ojos, emprender el vuelo y llegar hasta donde queramos, sin pensar en nada más que en descansar y vivir la vida como realmente se debería vivir.

Saludos a todos.
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