marzo 21, 2010

Cambio de Prioridades.

Sin duda que para muchos de los que vivimos en Chile, el terremoto del pasado 27 de febrero de 2010, marcará un antes y un después en nuestras vidas, tal como ha ocurrido a muchas otras personas frente a otros eventos tan dramáticos como este alrededor del mundo.

Es justamente en estos casos, lamentablemente, cuando lo humano renace desde lo más profundo de nuestros seres y se convierte en algo indispensable, vital, y de primera necesidad. Atrás quedan todas las cosas materiales, la rutina, y miles de cosas superficiales que en tiempos de calma y tranquilidad gobiernan nuestras vidas sin que nos demos cuenta. ¿Cómo es posible que en esos tiempos de calma, la conversación del día sea con quién sale la actriz de moda o con quién rompió el futbolista de turno, y no lo mal que lo están pasando otros chilenos en la pobreza, por ejemplo?

El terremoto no es otra cosa que una herida que se abre y deja ver todo lo que hemos escondido con el falso mundo que creamos para sentirnos en una felicidad irreal y fuera de culpas. Es muy difícil de comprender que sólo en circunstancias donde se ve amenazada la burbuja en la que vivimos, sintamos empatía por quienes realmente lo están pasando mal, ahora y desde antes.

Nos decimos a nosotros mismos que somos una nación solidaria, incluso algunos dicen que una de las más solidarias del mundo, pero ¿es así realmente? Reforzamos nuestro pensamiento realizando campañas solidarias como la Teletón, Un techo para Chile y muchas otras, pero la cruda realidad es que esas campañas sólo son organizadas y llevadas adelante por una minoría de personas que con mucho esfuerzo y empuje logran sacar un pequeño aporte. A mi entender, en un país realmente solidario la gran mayoría de personas estaría todos los días del año ayudando primero a los suyos y luego a todas las naciones que lo necesitan, porque en todas esas naciones hay personas como nosotros, con sueños como los nuestros, con esperanza, con ganas de vivir la vida que muchos de nosotros vive, dentro de esa burbuja sobreprotectora que supuestamente nos protege de todo, incluso de la culpa de no estar haciendo todo lo que podemos hacer.

¿Es posible llamar país solidario a una nación que sólo lo es cuando ocurren ciertos eventos? ¿Por qué no mejor asumir que no lo somos y apuntar a serlo a través de un compromiso real, de todo el año y hacia todos quienes lo necesitan siempre?

Y para los que están pensando en cuánto costaría eso, no hablo de dinero. Hay muchas cosas que también nos hacen un país solidario. Compartir la educación es algo también sumamente importante. Mejorarla, hacerla un derecho real y llevarla hasta los lugares más remotos o de mayor vulnerabilidad es también algo en lo que debemos trabajar. Apuntar a que sea de mejor calidad y que haga que las personas tengan oportunidades reales de surgir en la vida es una necesidad que debiera ser nuestra prioridad. Conseguir una sonrisa en un niño que sólo ha visto desolación y decepción, también es solidarizar. Ayudar a nuestras familias, amigos o a alguien que otro conoce también lo es. Debemos construir redes de apoyo que realmente tengan impacto positivo en nuestra sociedad. Debemos integrar esas redes, apoyarlas y difundirlas, porque también se trata de eso.

Sin duda, esta es una gran oportunidad de replantear nuestros objetivos y metas, de ajustar nuestra mira y apuntar a cosas mucho más humanas. Insisto en que es lamentable que sea bajo estas circunstancias, pero ya que así fue, debemos aprovecharlo para realmente comenzar a ser un aporte para nuestra sociedad, nuestro país y por qué no decirlo, el mundo.

Estamos viviendo, como ya lo he repetido miles de veces, tiempos de grandes y profundos cambios, donde lo que está en juego es mucho más de lo que era antes. Por eso no podemos seguir viviendo en la burbuja, debemos romperla y salir a revertir todo lo mal que hasta ahora se están haciendo las cosas. Este es un momento para hacerlo, para dejar de vivir en lo superficial y comenzar, como muchos otros, a vivir en el mundo real, donde la gente necesita a la gente para salir adelante.

Aprovecho esta instancia para agradecer a todos quienes veo a diario tratando de hacer esa diferencia. Gente que ya ha comprendido esto y que de una u otra forma se las ingenia para entrelazar su vida familiar y laboral con el compromiso de ayudar a los demás siempre. Personas que realmente hacen que la frase “La verdadera felicidad se encuentra buscando primero la felicidad de los demás” tome un sentido real y tangible. Gente que ha entendido que la prioridad hoy es otra, y está intentando con su ejemplo, motivar a los demás a seguir su camino.

Sólo piensen que pasaría si este país fuera realmente un país solidario y más humano, donde cada uno de sus habitantes estuviera siempre preocupado de todos los habitantes que comparten la tierra con él, sin egoísmo, sin envidia, sin individualismos innecesarios, sin competencias desleales, sin mentiras, sin un doble estándar. Un país como este se forjó porque nuestros antepasados creyeron que aquí se podía hacer patria, y eso es lo que sus hijos, y los hijos de sus hijos hoy deben seguir pensando. Debemos reconstruir nuestra patria, la patria del bicentenario, renovar nuestros ideales y valores y dejar a nuestros hijos y nietos el legado que realmente merecen y que la gente que llegó a conquistar estas tierras esperaba para nosotros.

Es un excelente momento para cambiar nuestras prioridades, para comenzar a construir al chileno del bicentenario, un habitante más humano, más solidario, más honesto, más colaborador, más empático, con valores sólidos e inquebrantables, con ideales, objetivos y metas de país. Estamos en deuda, aunque sea una deuda heredada, con las futuras generaciones. Debemos dejarles un lugar pleno donde la armonía, la paz, la hermandad, y la felicidad realmente se puedan construir sin una burbuja. Debemos comenzar a reconstruir nuestra nación desde el corazón, y al fin, soñar en grande y lograr el país que realmente, desde lo más profundo de nuestro ser, queremos, para nosotros y para todos quienes en el futuro lo van a habitar.

¡Fuerza Chile, a reconstruir la patria del bicentenario como realmente la queremos!

Saludos a todos.


No hay comentarios.: