
Mucho se ha dicho que estamos dejando atrás la división, la polarización pero yo sólo veo un país perfectamente seccionado en dos y completamente polarizado. ¿Dónde están las nuevas ideas? ¿No hay alguien que pueda presentar una nueva opción seria? ¿De nuevo la mediocridad nos hace aceptar sólo dos opciones? ¿Qué pasa con los matices?
Necesitamos nuevas ideas, nuevos pensamientos, nuevas corrientes de organización política que representen el nuevo mundo completamente cambiado y apurado que vivimos los que no estamos tan cómodos como los que hoy hacen política. Nuevos ojos para observar los problemas reales, nuevas formas de llevarnos a estructuras y espacios de colaboración y de acción comunitaria para resolver y solucionar lo que realmente nos aqueja y preocupa. Nuevos líderes, nuevas caras, nuevas motivaciones, nuevos motivadores, cambio, cambio, cambio. Nos falta creer que podemos luchar por nuestras convicciones, por nuestros ideales, por poner en práctica nuestras ganas de ayudar a muchos otros con nuestras ideas, nos hace falta volver a creer en nuestros sueños, en que se pueden llevar a la realidad, nos hace falta volver a creer en el Chile soñado hecho realidad como fruto de un pueblo unido bajo un solo objetivo, crecer con igualdad, con respeto, con justicia, con tranquilidad, con seguridad, con alegría y con oportunidad.
Mientras me agito con este discurso, y por mi sangre corre encendida las ganas de luchar por un cambio, seguimos viviendo al alero de las grandes promesas de las dos mitades políticas, o mejor dicho, bajo las promesas que nunca se cumplirán del todo, ni nunca nos representarán del todo, ni nunca nos beneficiarán del todo, ni nunca nos motivarán del todo, ni sacarán de sus trincheras a la pasión, los sueños, la voluntad. Seguimos y aparentemente seguiremos viviendo bajo el destino del caprichoso pero único y gran partido político de Chile, el Partido por la Mitad.
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