abril 10, 2006

Liderazgo y mediocridad, una mala combinación.

En Chile del último tiempo, se ha impulsado fuertemente el liderazgo y el emprendimiento. Esta tendencia se ha preocupado por inculcar en las personas los conocimientos y actitudes necesarias para poder llevar a cabo grandes proyectos, entendiendo que existen las personas con el talento, vocación y aptitudes necesarias para tomar esto como una ventaja o herramienta y salir adelante con éxito.

En general, esta también ha sido una tendencia mundial, que vuelve a considerar como importantes las aptitudes de las personas para el éxito de los grandes proyectos. Y en general también, esto ha dado muy buenos resultados. El hecho de poder entender las distintas capacidades y aptitudes personales de los miembros de un equipo de trabajo por sobre sus conocimientos específicos beneficia el avance del grupo, su convivencia y por consecuencia la calidad de sus logros. El poder identificar las cualidades de los individuos y la asignación de roles estratégicos según estas cualidades, ha hecho cambiar las funciones y los nombres de los cargos en las empresas por ejemplo.

Sin embargo, no en todos los grupos de trabajo se pueden obtener resultados igualmente exitosos. Obviamente que a primera vista se puede pensar que estas diferencias se producen porque son personas diferentes, porque sus motivaciones son diferentes y sus problemas puntuales también pueden serlo. Al igual que, no todos los proyectos que se emprenden poseen las mismas características de dificultad o riesgo entre otras cosas.

Más aún, si consideramos el caso de un país como el nuestro. Bajo mi punto de vista, y creo que me voy a ganar muchas críticas con lo que voy a decir, este es un país de mucha mediocridad. A través de nuestra rica historia hemos demostrado que podemos llegar muy lejos… cuando queremos. El problema es que normalmente no lo hacemos, sólo se vive bajo la ley del mínimo esfuerzo, se trabaja por cumplir, se vive para seguir reglas, y sólo tratando de sobrevivir. En general, la gente no vive todos los días tratando de superarse o de dar más de lo que se espera o solicita. Muchas veces he escrito sobre esto y creo que esta demás seguir profundizando sobre porque no somos la potencia que podemos ser de América del Sur, en todo aspecto.

Pues bien, mi reflexión apunta al siguiente cuestionamiento. Supongamos que tenemos una persona con las cualidades necesarias para liderar un grupo de personas. La sometemos a varios proyectos y los saca adelante. Ahora, tomemos a esa persona, y pidámosle ejecutar el mismo proyecto con dos grupos de personas. El primero grupo de personas será compuesto por individuos escogidos con pinzas que reúnan las cualidades de ser trabajadores, dedicados, esforzados, responsables, disciplinados y altamente comprometidos con el proyecto. El segundo grupo, personas notoriamente mediocres. Lo más probables, y omitiendo la variable de tiempo, es que si el líder es bueno, logre realizar lo solicitado con ambos grupos. Sin embargo, a mi juicio, lo más probable también es que ese mismo líder, logre en el tiempo mucho mejores resultados en un ambiente libre de mediocridad, o sea, con el primer grupo de personas.

Sólo quiero rescatar una idea simple, creo que en Chile tenemos excelentes líderes y muchas personas con las cualidades necesarias para serlo. También estamos haciendo grandes esfuerzos en educación para formarlos y hacer que descubran su vocación. Pero creo a mi juicio que se nos olvida algo elemental, también hay que preparar a las otras personas para trabajar con un líder. No sacamos nada con tener emprendedores y líderes si no tenemos en Chile quienes ejecuten sus sueños o proyectos de la forma adecuada. No sacamos nada con formar líderes si no formamos también a quienes deben seguirlos y trabajar con ellos. Creo que si bien aún así como estamos ya vamos mejorando, claramente un líder chileno no obtendrá los mismos resultados que un líder de las mismas características en un país desarrollado.

La tarea de salir del subdesarrollo es algo integral, y no sólo es necesaria la gente con talento, también es muy necesario sacar a nuestra sociedad y de nuestra cultura la mediocridad. Creo que es algo que se puede enseñar, aprender e inculcar en las personas.


La única forma de salir adelante es con el compromiso de toda la población chilena, no sólo de los grandes líderes y eso, se construye con mucho entrenamiento. Lo líderes sólo lideran, son los demás quienes hacen realmente el trabajo duro. Podemos ser un gran equipo, pero para llegar a serlo falta que todos entendamos que estamos en el juego y cual es nuestra función en él. Falta que entendamos que para superarnos y ser los mejores necesitamos entrenar día a día, con esfuerzo, disciplina, compromiso, responsabilidad, perseverancia, y sobre todo creyendo y queriendo de corazón ser los mejores.

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