mayo 31, 2007

El sueño de mi sueño.

Me he aferrado a un sueño,
al más increíble de todos,
como nunca nadie lo ha hecho,
como nunca yo lo había hecho.

Un día, el menos pensado,
ese sueño llegó a tocar mi puerta.

Hola sueño, le dije
¿por qué has venido a visitarme?
porque eres quien más ha creído en mí,
me dijo.
Oh que bien, dije sonriendo,
¿en qué puedo ayudarte?

A hacerme realidad, me dijo,
ese es mi sueño.

Así nos conocimos,
ese cálido día de abril.
Él sabía lo que yo quería,
era mi sueño,
yo sabía lo que él quería,
hacerse realidad.

¿Qué ocurrirá cuando te hagas realidad?, pregunté.
Darás un grito de júbilo y serás feliz, creo.
Pero ya no te tendré, sueño.
No como sueño, si no que como realidad,
así es la vida, me dijo,
tendrás que buscar otro sueño.

Pero yo no quiero otro, quiero este,
Le dije exaltado y con ansia.
Sólo hay una alternativa, me dijo.
Y ¿cuál es? Pregunté asombrado.
No vivas persiguiendo sueños,
ni tratando de hacerlos realidad.

Pero eso es lo que me pides, le recordé.
Así es, salvo que hagas de tu vida también un sueño.

Pero entonces,
querré hacerme realidad como tú.
Así es, me dijo, pero cada vez que lo hagas,
harás muy feliz a alguien,
y eso te hará feliz a ti también.
O sea, ¿seré sueño y realidad a la vez? Pregunté.

Así será, me dijo,
porque los sueños son realidad,
y la realidad es un sueño,
en la mente de todo hombre,
que cree en ellos,
y que está dispuesto a hacerlos realidad.

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