marzo 04, 2006

Repudio.

Quiero expresar mi sentimiento de repudio frente a la mala educación o poca conciencia y responsabilidad de algunas personas con el cuidado del entorno en el que vivimos como sociedad. Normalmente estamos viendo en la prensa, ya sea escrita o en la televisión o en Internet, noticias sobre el daño al medio ambiente que puede que causen grandes empresas o proyectos. Sin embargo, cuando se trata de nosotros mismos, muchas veces no vemos como también, en alguna medida, contribuimos a no cuidar el entorno que nos rodea.

La conciencia de cuidado del medio ambiente, parte con nosotros como personas, con actos como el no tirar la basura en cualquier parte, clasificarla, intentar la reducción, reutilización y el reciclaje de muchas de las cosas que usamos, mantener limpios y ordenados los espacios urbanos que usamos día a día y por último, en lo posible ayudar a crear conciencia sobre el cuidado tanto del medio ambiente como de los espacios públicos que diariamente visitamos o utilizamos.

Quiero intentar transmitirles, el sentimiento que me dejó hoy una situación común y corriente que presencié, y que siendo así de común y corriente, me dejó un sabor amargo y un sentimiento de desagrado que me ha hecho pensar por un buen rato.

Mientras caminaba por una de las estaciones del Metro de Santiago, una pareja de jóvenes estaba sentada en la escalera de acceso a la estación, fumando y conversando. Lo primero que pensé, es que no se puede fumar en lugares cerrados como las estaciones del Metro, pero seguí mi camino. A poco andar, ella se pone de pie, bota el cigarrillo en el suelo de baldosas, y lo apaga poniendo el pie encima. Luego toma de la mano a su pareja y se van. En ese mismo instante, en que miraba la colilla del cigarrillo en el suelo, a mi lado alguien murmura con un suspiro con algo de rabia “y recién había terminado de limpiar”. Me di vuelta y me encontré con una persona bastante mayor de edad, con cara de tristeza, y de no tener esperanza, y que me miraba como pidiéndome una explicación. Sus ojos, lo decían todo, fue como que con su mirada me revelara todo el esfuerzo que hace día a día para, a su edad, mantener su trabajo de aseo de la estación, con esos pasos lentos y cansados, con el reflejo de cargar en su espalda toda una vida, sufrida y sacrificada. Sólo atiné a mover la cabeza con un gesto de desprecio a lo que había visto, y luego, di una mirada a la estación. Un pasillo muy largo se mantenía impecable, brillante, limpio, agradable, todo el resto de la estación presentaba el mismo aspecto. Sólo en ese momento, me di cuenta del gran trabajo que hace el personal de aseo del metro. Cuando ves actos como los de esta pareja, que teniendo un basurero a menos de 10 metros de distancia, sin importar nada, sólo bota al suelo su colilla de cigarro y se va, sin más, sin un ápice de culpabilidad, sientes que algo no está bien.

Para algunas personas como yo, ya es desagradable tener que aspirar el humo del cigarro de otra persona que sin ningún respeto ensucia el aire que es algo común a todos, como para más encima tener que soportar que con el mismo cigarro ahora se ensucien los espacios comunes al tirarlos al suelo sin ninguna conciencia.

Me sentí mal, por el pobre anciano que se devolvió con todo su esfuerzo a recoger la colilla, y me dio rabia. Creo que actos como este no sólo reflejan una mala educación, si no que también, una gran falta de respeto, a las personas cuyo trabajo es mantener el aseo día a día de los espacios públicos que todos utilizamos y de los cuales todos somos responsables por su cuidado y mantención como ambientes agradables, y falta de respeto también a todos quienes vemos estos actos de inconciencia y por último a todos quienes luego pasamos por frente a los desperdicios.

Creo que antes de sumarse a las campañas en contra de los grandes proyectos de innovación y desarrollo o de las grandes compañías multinacionales, deberíamos mirarnos a nosotros mismos y ver si realmente estamos haciendo todo lo que está a nuestro alcance para ayudar a mantener el medio ambiente. Es algo que se conoce como ser consecuente, consecuente con nuestro discurso y partiendo por nosotros mismos.


Los llamo a hacer una reflexión, y en la medida que puedan, seguir contribuyendo al cuidado de nuestra tierra y a la creación de conciencia de respeto hacia las personas, las profesiones, la sociedad, nuestros espacios públicos y hacia nosotros mismos.

3 comentarios:

María José dijo...

Hola

María José dijo...

Hola Pablo, como estás?, te encuentro toda la razón en la crítica que estás haciendo, creo que es un buen lugar para publicar una situación así.

Saludos

María José :)

Pablo Basso dijo...

Gracias chica superpoderosa por el respaldo al post, ojalá más personas reflexionen sobre esto y lo apoyen. Saludos,