noviembre 11, 2007

Especialización en… creación de valor.

Hace un par de años me invitaron, junto a mis socios, a exponer sobre nuestra experiencia relacionada con el mercado laboral, frente a alumnos de carreras de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Santiago de Chile (USACH), junto a otros ex alumnos y algunos profesores. Uno de mis socios fue el encargado de representar nuestra parte y yo presencié su exposición junto con la de los demás expositores. Mientras iba escuchando cada punto de vista, muy distinto de expositor en expositor, me fui dando cuenta de que algo no parecía bien, a mí entender.

Acá va una de esas verdades que no cuento en el blog (jeje), pero bueno, haré una excepción esta vez en pro de esta historia. Egresé de la carrera Ingeniería Civil en Electricidad de la USACH y mi especialización es en telecomunicaciones. Mis dos socios, que son compañeros de carrera, se especializaron en automatización industrial. Mi carrera además, cuenta con una tercera especialización que es referida a los sistemas de grandes potencias (de energía eléctrica). Cada una de estas especialidades tenía un representante alumno y un profesor en las exposiciones ese día. A mi especialidad le llamaban, cariñosamente, la especialidad humanista. Curioso nombre, que reflejaba lo que nuestros compañeros de automatización y potencia pensaban de nuestros estudios.

Lo más curioso de todo, es que a medida que escuchaba cada uno de los discursos de los profesores y alumnos de cada especialidad, se notaba una diferencia clara, que en esencia es la formación inclinada más hacia la formación empresarial y los negocios de mi especialidad, versus las otras dos, en los días en que estudié en esa maravillosa casa de estudios. Mientras que los expositores de la especialidad de telecomunicaciones hablaban del futuro del mercado y los grandes negocios en telecomunicaciones, los demás expositores se centraban en cómo ejecutar buenos proyectos o en cómo ser un buen ingeniero, a nivel de empleado.

Al final del encuentro, mi rostro reflejaba mi molestia. El último expositor centró su presentación en cómo estar bien preparado para una entrevista de trabajo, lo que me parece bien, es algo realmente complicado si no se tiene la experiencia adecuada, y recuerdo, que luego de exponer cosas razonables, al hacer un resumen de los factores que llevan a tener éxito en las entrevistas, él presentó a “la suerte” como factor muy importante. No se preocupen, leyeron bien, la suerte. Pensemos en la situación, hay más de 200 estudiantes a punto de salir de la Universidad y quieren escuchar cómo está el mundo laboral para ver a qué se enfrentarán, y aparece un ex alumno, que aparte de esto, apoyado por ejemplos, dice que uno de los factores más importantes para conseguir trabajo es “la suerte”. Uno de sus ejemplos era que un amigo suyo, un día que estaba trabajando en su proyecto de título, tuvo “la suerte” de que llegara una importante empresa a tocar su puerta para contratarlo.

Yo me preguntaba a esas alturas, ¿cuál es el futuro que estamos construyendo con la educación? Realmente debo decirlo, mi carrera universitaria, para la mayoría de mis compañeros, fue enseñarles cómo ser buenos empleados, cómo conservar un trabajo y cómo tener “suerte” para surgir en la vida. Por favor, ¡De qué diablos estábamos hablando! En contra posición a eso, a nosotros, “los humanistas”, nos entregaban guías con los contenidos técnicos que debíamos estudiar por nuestra cuenta, mientras que las clases presenciales en su mayoría se enfocaban al mercado y a asuntos comerciales relacionados con nuestra especialidad, intentando hacer el nexo entre lo técnico y su aplicación para generar valor.

No tranquilo con “la guinda del pastel”, y después de la mirada de desconcierto de mi profesor de telecomunicaciones sobre el último discurso, me paré una vez terminado el evento y dije en voz alta: “Si hay personas en esta sala que esperan más del futuro, por favor quédense, tengo algo más que aportar”. Algunos se fueron, pero la mayoría se quedó intrigado a ver qué decía. Obviamente, lo primero que dije, de la forma más respetuosa y políticamente correcta, es que “la suerte” no existe. Mejor dicho, la suerte existe solo cuando la creamos para nuestro beneficio. Si esperan sentados a que llegue, jamás llegará. La suerte es un concepto usado por la gente para explicar lo que no quiere entender. Los perdedores creen en la suerte, los ganadores creen en las oportunidades autogeneradas. La suerte para un ganador es el resultado de muchas acciones para crear una oportunidad. Mis disculpas por ser tan duro.

Dije también, que la forma de conseguir un buen empleo es ser los mejores, es no quedarse atrás, es estar a la vanguardia, es ser el mejor en algo específico, es seguir estudiando siempre y saber “vender” bien ese conocimiento. Es una forma que a mí me ha servido mucho en la vida. Sin embargo, después de pasar el tiempo necesario, creo que si bien es un discurso acertado, no es el mejor camino. Me explico. El mundo de hoy, y ya lo he dicho antes, busca profesionales integrales, con conocimientos amplios en diversas materias, sobre todo en temas económicos. Pienso ahora, que a mi discurso le faltó decir que hay que saber mucho, pero no de una sola cosa, sino que de todo. Así es, de muchas cosas. Si eres el mejor para diseñar televisores, no serás exitoso si no sabes cómo venderlos, cómo fabricarlos más baratos, cómo tener una cadena de valor de proveedores, distribuidores y logística que te bajen los costos, y si no conoces muy bien lo que tu mercado está buscando, ni menos, cómo hacer ver a los compradores que tu opción es la que les genera mayores beneficios (valor). Y si piensan en buscar a alguien que se encargue de eso por ustedes, lamento informarles que se quedará con la mayor parte de su negocio.

En mi discurso de ese día, dije también que la mentalidad no tenía que ser salir a buscar empleos, sino que debía ser la de generar empleos. Estamos hablando de ingenieros, personas formadas y capacitadas para crear con el ingenio. Lamentablemente, la formación estudiantil no hace otra cosa que quitarles la parte de cómo usar esa inteligencia y capacidad, justamente, para crear valor. Y ojo, esta palabra es muy importante. Valor es un concepto que ustedes ven a diario, por ejemplo, cuando escuchan hablar del IVA, Impuesto al Valor Agregado. Yo compro algo, le agrego valor y lo vendo. Si no tiene valor, ¿por qué me lo deberían comprar? Piensen en una cadena, cada eslabón representa una parte de su mercado. Si usted es el eslabón más débil, el que genera menos valor, adivine, la cadena se cortará justamente ahí. Por lo que, para tener una empresa exitosa o ser un empleado exitoso, usted debe aprender a generar valor a las cosas.

Lo que me gusta de la innovación tecnológica es justamente eso, al innovar, creamos valor. Mejoramos algo, le damos un nuevo uso, hacemos algo de forma más económica, pero todo ello apunta a crear valor, porque ahora es más beneficioso para nuestros clientes, sean estos compradores de nuestra empresa o sus jefes.

Bueno, ahí está el desafío. Hoy gracias a lo que entre muchos hicimos en la Universidad, nuestra carrera está mucho más nutrida con aspectos comerciales, financieros, contables administrativos y de crecimiento personal para entregar profesionales más íntegros, tal como el mercado lo exige. Personas que sepan cómo crear valor y cómo administrarlo.

Si desean una vida más estable desde el punto de vista económico, sean los mejores en algo y en las muchas cosas relacionadas a ese algo. Sepan cómo crear valor en eso y que ojalá los apasione de forma extrema. Sepan cómo vender su pasión y el valor que entregan, y aprendan a administrar ustedes mismos su futuro, que parte con lo que hoy y día a día vayan construyendo. Atrévanse a crear empresas, aprendan cómo minimizar los riesgos de esto y cómo aprovechar los muchos beneficios que tiene. No se queden en las ideas, pongan manos a la obra y aprendan… a emprender.

No es cosa de suerte, no es cosa de trabajar y trabajar y trabajar para pagar cuentas y más cuentas y más cuentas. Es cosa de vivir haciendo lo que les gusta, lo que les llena, lo que los motiva, lo que algunos definen como vocación. El mundo de los empleos eternos se terminó hace tiempo, ser exitosos en lo laboral hoy requiere de otra forma de pensar, hacia lo que nos haga valiosos como personas. Se trata de hacer la vida a los demás más placentera, menos complicada, más satisfactoria, recién ahí, cuando sean capaces de generar ese valor, tendrán una oportunidad de negocio o de ingresos mayores. Ahora, ¿qué hacer con esos ingresos? Da para otro post, pero les adelanto, ¡no lo gasten todo!, inviertan en su futuro, hagan que ese ingreso les genere más ingresos, solo así podrán estar tranquilos y dedicarse a lo que les gusta sin las típicas complicaciones de la vida en esta sociedad que usa el dinero como forma esencial de energía.

Recuerden:

- Toda la gente tiene ideas y solo algunos tienen buenas ideas.

- Un emprendedor hace de esas buenas ideas una realidad y una oportunidad de negocio, sabe cómo crear valor.

- El éxito en el mundo laboral está en saber cómo ser un líder, no importa cuál sea el puesto de trabajo.

Por último, como siempre: Lo único imposible es nada.

Saludos a todos.
(Revisión: Francia Albornoz)

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