agosto 23, 2009

Una reflexión sobre lo realmente importante y trascendente.

No pocas veces me ha pasado que necesito detenerme en lo que estoy haciendo para pensar y analizar si lo que estoy haciendo es realmente importante y trascendente. Quizá hoy en día se hace algo casi cíclico y repetitivo. Muchas de esas veces esta tarea ha significado variar el rumbo, un poco a veces, más notoriamente otras. Quizás es la búsqueda interminable de algo que satisfaga completamente mi alma, mi apetito por hacer grandes proyectos, o mi deseo de contribuir de gran manera a la sociedad y la humanidad. Son sólo pequeños granos de arena, en un mar de seres vivientes tan extenso, pienso.


Pero estos continuos ciclos de lucha entre la tranquilidad y la incertidumbre, no reflejan otra cosa que lo que realmente pasa a muchos como yo en una sociedad cada vez más expuesta a miles de cambios, a nuevas tradiciones y costumbres extranjeras, a nuevas ideologías y discursos expuestos en la comunidades virtuales, a una vida que ha dejado hace mucho rato de tener una tranquilidad temporal de largo plazo y ha migrado hacia las modas del momento.


Hoy en día, intentar pasar una vida sin sobresaltos parece una gran utopía. Lamentablemente, en contradicción a esto, una educación para una vida tranquila y estable era lo que a nuestros abuelos o padres enseñaron y lo que inspiró un sistema educativo que está muy lejos de suplir lo que realmente requieren las nuevas generaciones en un mundo donde, como bien se dice, ya nada es como antes.


Quien sabe si los valores, las creencias y lo que parecía normal hoy lo sigue siendo. Quien sabe si lo realmente importante y trascendente para gente de la década de los 70 u 80 lo es para quienes vivimos cerca de la primera década del nuevo milenio.


Muchas cosas se han mantenido, es cierto. Pero la gran mayoría ha sufrido un cambio producto de la masificación de la información para bien o para mal. Esa información que antes era sagrada, y prácticamente única debido a que acceder a ella era difícil, y más difícil era encontrar otra que fuera opuesta o contradictoria. ¿Cuántas veces nosotros los adultos cuestionamos la sabiduría de un profesor versus como lo hacen los niños de hoy con todo lo que está a su disposición en Internet?


En este cambio radical de las cosas, surge algo que llamaré la nueva brecha social. Esta distancia entre las personas que están muy inmersas en el nuevo mundo tecnologizado, utilizando todos los recursos de Internet y de la comunicación de hoy, por sobre las personas que mantienen su vida sin mayores complicaciones y sin una gran participación de esta revolución tecnológica y por sobre todo, de las comunicaciones. Todo esto está generando que por ejemplo los jóvenes, con todas sus tribus y comunidades sean incomprendidas por el la sociedad más tradicional y que se ha mantenido lejos de este gran cambio.


Uno de los problemas, sobre los que se medita, es la gran diferencia de acceso a la información y el conocimiento (y a la calidad de esta) que los grupos más digitalizados de la sociedad poseen a diferencia de los que aún no se suben al carro de la digitalización. Incluso esto se ve entre personas de la misma profesión y actividad, en las que los que están más “enchufados” comienzan a demostrar ventajas competitivas a la hora de realizar con éxito el trabajo, un proyecto o a la hora de innovar o crear valor.


La sociedad nuevamente se vuelve a quebrar y a dividir, pero esta vez no polarizados en partidos políticos que hoy no cuentan ni representan los intereses reales de la sociedad, si no que entre los que están expuestos a la globalización y virtualización versus los que se quedarán viviendo como antes.


Las nuevas organizaciones creadas en internet no pertenecerán a una nación, no seguirán una ideología, no serán copias de las ya existentes ni usarán modelos económicos tradicionales para crecer. Las nuevas organizaciones se están creando fuera de las fronteras, incluyendo gente de todo el mundo con valores y creencias diversas, con culturas distintas y horarios diferentes. Las nuevas organizaciones seguirán muchas ideologías a la vez, y sacarán lo mejor de cada una. Así mismo, lo harán con los modelos económicos y laborales.


Y en todo este cambio, los que trabajamos formando a jóvenes y futuros profesionales nos preguntamos si lo correcto es seguir enseñando como lo hacían nuestros profesores o romper los esquemas y adecuarse a los nuevos tiempos, realidades y necesidades de los jóvenes. Nos preguntamos si los valores que nuestros padres nos enseñaron son los únicos, los correctos y los más adecuados para ellos y si debemos insistir en educarlos bajo doctrinas que están a punto de colapsar y morir frente a nuevas ideologías que se crean bajo el alero de la verdadera fuerza de la voz del pueblo.


¿Pueden ustedes responder la pregunta sobre que es lo realmente importante y trascendente hoy en día?


¿Pueden responder a la pregunta de qué es lo realmente importante y trascendente para los niños y jóvenes de hoy, cuando sus amigos virtuales son más importantes y respetados que sus padres o profesores?


¿Pueden ustedes seguir intentando guiar a otros a seguir modelos de vida que ya no funcionan, que ya no dan resultados y que en muchos casos terminan confundiendo y frustrando a la gente que no entiende por qué de pronto la vida se hizo tan complicada?


Puede que en mi caso, esta reflexión sólo sea, como dije al principio, un lado del ciclo. Sin embargo esta vez he encontrado eco de mis pensamientos en muchos de los libros más actuales y de los oradores más actuales sobre las sociedades modernas.


Tratar de encontrar que es lo realmente importante y trascendente en estos tiempos, cuando la familia por ejemplo ha pasado a ser algo extraño frente a tantos niños que comparten con miles de compañeros que tienen más de un padre o madre, muchos medios hermanos y partes de la familia que ni siquiera conocen ni conocerán probablemente, se hace algo que al menos es digno de un minuto de reflexión. Y en realidad parte de la respuesta parte por analizar, pensar y comprender qué es lo que preocupa a nuestros niños y jóvenes, quienes se ven hoy envueltos en un mundo que les exige hacerse responsables por problemas realmente grandes que generaron sus padres y los padres de sus padres a través de muchos años. ¿Alguien se pregunta si ellos quieren esta responsabilidad? ¿Si ellos ven el problema que se les atribuye? ¿Alguien les ha preguntado si ellos se creen normales o nos creen a nosotros anormales por haberles dejado un mundo como este?


Al haberme relacionado en este último tiempo con el mundo de la educación, he comenzado a entender que Chile y el mundo no serán lo que esperamos si no partimos reformulando el gran plan maestro. Actualizándolo, adecuándolo no sólo a los nuevos tiempos si no que también las nuevas necesidades de las nuevas generaciones. Nada resultará en algo positivo y constructivo si nosotros mismos seguimos creando cosas destructivas para los niños y jóvenes, y si seguimos llenándoles (vaciándoles) la cabeza con modas pasajeras, mundos superfluos, excentricidades innecesarias y mostrándoles una forma de vida que realmente no existe y dista mucho de ser lo que al menos era o es todavía lo realmente importante y trascendente para nosotros.


¿Cuál es el mundo que se imaginan los niños y jóvenes para vivir felices? Esta es la pregunta de fondo. ¿Se parece ese mundo al que queríamos nosotros vivir?


Mientras sigo haciéndome estas preguntas e intentando encontrar las respuestas, el mundo sigue avanzando, la vida sigue corriendo, sin espacio para mucho, sin espacio para detenerse y rehacer todo partiendo desde nosotros mismos.


¿Qué es lo realmente importante y trascendente? ¿La familia? ¿El medio ambiente? ¿Las energías del mañana? ¿El derecho de aguas? ¿La disminución de la pobreza? ¿La superación de los conflictos bélicos? ¿El fortalecimiento de la economía? ¿La educación?


Desde acá, como siempre, sólo una reflexión, para quien sabe, con un pequeño granito de arena contribuir a mejorar en algo el mundo que dejamos a nuestros niños redibujando nuestras banderas y escudos de lucha por un mundo mejor.


Saludos a todos.

abril 26, 2009

¿Estás Preparado?

En una de mis primeras clases al comienzo del semestre hago esta interesante pregunta a mis alumnos, ¿estás preparado? Y la hago, en el contexto actual del mundo, una era de grandes y profundos cambios sociales, políticos, culturales y económicos. Cambios que han hecho llevar el pensamiento desde la comodidad de la estabilidad que buscaban por siempre nuestros padres hacia la incertidumbre sobre el futuro que nos rodea hoy. Es una pregunta claramente dirigida a las nuevas generaciones, o a las generaciones que aún están en el momento de poder hacer algo, de estar preparadas para asumir la responsabilidad de cambiar completamente la sociedad antes de que ella termine con miles de millones de años de vida.

El mundo de hoy, es un mundo en el que no se puede descansar en la estabilidad, es un mundo revolucionado completamente por el cambio, es un mundo donde la reina es la incertidumbre, y también, un mundo donde se comenzarán a forjar los nuevos visionarios y aventureros del mañana. Pero a diferencia del pasado, es algo que ocurre frente a nuestros propios ojos gracias a la interconexión del mundo entero.
Cuando yo era pequeño, la vida, el mundo y muchas cosas se nos mostraban a través de libros, la televisión, fotos e historias que contaban nuestros padres o profesores. Y había que creer en ellos porque no había forma fácil y simple de averiguar si era o no cierto. Como he dicho muchas veces, la vida era lo que nos contaban de ella. Hoy en día en cambio, la información sobre casi todas las cosas está al alcance de la mano, ya no es necesario creer ciegamente en lo que nos dicen, nosotros tenemos el control para averiguar casi todo lo que deseemos con un par de clics en Internet. Quizá esto que para las generaciones actuales suena tan trivial, significa un cambio de perspectiva y una revolución muy compleja para quienes crecimos con acceso a sólo una muy reducida parte de la información. Es por eso que me hace mucho sentido, comenzar mi clase sobre este tema citando el eslogan de un comercial de una famosa bebida de fantasía que dice “Las cosas como son”. Así es, las cosas como son, no como te las pueden contar, esta es posiblemente una de las bases del cambio en la forma de pensar de las nuevas generaciones.

En este nuevo orden, o desorden quizá (caos a lo mejor), de las cosas, donde han ocurrido eventos que como nunca antes han puesto de cabeza el pensamiento colectivo, tenemos que aprender a convivir con la incertidumbre, con el riesgo que implica aventurarse a rumbos desconocidos, y por otra parte, con la gran oportunidad que significa esto, ya que ahora más que nunca, el cambio y la incertidumbre parecieran ser lo único seguro. Esto significa transformar nuestra estructurada y rígida forma de pensar y actuar, en formas más flexibles y adaptables hacia estos nuevos y desconocidos caminos que se irán revelando a medida que el paso de estos convulsionados años transcurra. Así también como nosotros, las empresas, instituciones y organizaciones deberán comprender que ya no existirán grandes recetas de cómo crecer y mantenerse en el tiempo, si no que la única reglas será está atento, se flexible y adáptate al cambio.

Pero estos cambios que ocurren en todo orden de las cosas, no son más que un grito social de necesidad imperiosa de transformar las culturas para contrarrestar el grave daño que las generaciones pasadas con su irresponsabilidad han dejado. Esta es justamente la gran, enorme y pesada responsabilidad que recae en los jóvenes de hoy. Salvar el mundo. Así de fantástico y trascendente suena, pero es cierto, somos los que hoy estamos vivos y quienes nacerán mañana los que tenemos la oportunidad única de lograr que la humanidad siga existiendo o se extinga definitivamente. Estamos en pleno momento de lograr un gran punto de inflexión para comenzar a construir un mundo más humano, de igualdad, de justicia, de pensamientos globales hacia el cuidado de nuestra madre tierra. En este contexto, es cuando la humanidad necesita unirse y avanzar con objetivos comunes mundiales hacia el mañana, coordinando los esfuerzos y pensando como una sola gran nación. Y no es algo que pase sólo por las cabezas de los grandes líderes de hoy, ni sólo por el pensamiento de los grandes sabios de hoy, es algo que se ve y queda plasmado en todas las instancias de participación social que existen alrededor del mundo. Hoy la sociedad tiene las herramientas a su alcance para organizarse globalmente y así lo ha demostrado. Por lo tanto, hoy, esta necesidad imperiosa de cambiar todo lo malo nace justamente desde el corazón de todas las personas y se manifiesta de forma nunca antes visto en todas partes y de forma organizada y armónica, sin importar las fronteras, clases sociales, ideologías políticas y religiones.

Es entonces que hago la pregunta, una y otra vez, ¿estás preparado? ¿Estás preparado para vivir en este nuevo mundo? ¿Estás preparado para cambiar el mundo? Einstein decía “Si buscas resultados distintos no hagas siempre lo mismo”. Las sociedades de hoy, claramente no pueden seguir haciendo lo mismo que se ha hecho por años y años. Es hora de cambiar, todo. Es hora de despertar, de abrir los ojos, de mirar desde otro punto de vista las cosas, de pensar en lo realmente importante, de emprender, de soñar con cambiar el mundo, de actuar para cambiar el mundo, de ser parte del cambio y llamar a muchos más a hacer lo mismo. Mahatma Gandhi decía “Debes ser el cambio que quieres ver en el mundo”. Es un llamado a generar una gran revolución desde nuestro interior y llevarla a todos los lugares. Es hora de soñar más allá de lo habitual, de aprender de nuevo a pensar, de emprender acciones globales, de transformar todo en grandes historias, de ser parte del cambio que quieres, es tiempo, y lo repito una y otra vez, de hacer cosas imposibles.

Cambiar el mundo hoy, no es algo opcional. Debe ser parte de cada uno de nosotros y debe ser un objetivo global. Imaginar una nueva vida apta y digna para todas las sociedades no es algo opcional. Cuidar el medio ambiente y la vida de todo sr vivo no es algo opcional. Tampoco lo son el uso responsable de los recursos, la superación de la pobreza, la búsqueda de fuentes limpias y renovables de energía, el libre acceso del conocimiento para todas las culturas, la proclamación de un conocimiento único, universal como patrimonio principal de la humanidad. Cambiar el mundo es nuestra misión hoy, y en esta gran tarea, de la cual nos debemos hacer responsables, tenemos que ser realmente magníficos, sorprendentes y apasionados.
Hay que recuperar el tiempo perdido, hay que tomar todo lo que sabemos hasta hoy y literalmente botarlo a la basura, es hora de comenzar a ver las cosas con otros ojos, con otra perspectiva, un mundo nuevo requiere de nuevas formas de pensar, imaginar y actuar.

Es en este panorama donde surgen necesidades completamente nuevas, para las que deberán crearse profesionales completamente nuevos y para las que seguramente se crearán tecnologías completamente nuevas. Claramente la tecnología no será el problema, más sí, si existirán realmente estos nuevos profesionales. ¿Qué ocurre cuando las necesidades sobrepasan las ideas de solución? ¿Qué pasa cuando las necesidades sobrepasan las acciones necesarias para satisfacerlas? Estos nuevos profesionales, que no sólo serán mis alumnos, si no que los alumnos de otras carreras, otras universidades y otras naciones, necesitan de algo que antes no era tan importante y valorado, menos aún algo que de lo que se hablara como necesidad ya que no se podía medir su eficacia. De lo que estoy hablando es del talento. Talento que provendrá de gente que se atreva a pensar distinto, a cuestionar todo, a cambiar las cosas, a liderar los cambios, y todo ello desde una formación valórica muy sólida.

Este talento en una primera instancia no estará en más del 15 o 20 % de los profesionales, pero su poder y eficacia será suficiente para poner andar esta nueva era. Las empresas y la sociedad recién comienzan a ver la importancia del valor del talento en las personas y por lo tanto comienza recién ahora a hablar de él y a intentar fortalecerlo en los individuos.

El entendimiento de la relevancia de permitir que el talento aflore y domine nuestras cabezas nos permitirá convertirnos en los jovencitos de la película, en los héroes de las grandes historias, mantenernos los suficientemente locos para hacer cosas extrañas y chifladas pero de clase e impacto mundial.

Aún teniendo este talento desarrollado, ¿cree la sociedad actual que está preparada? ¿Cree cada uno de sus individuos que está preparado para esta nueva vida? ¿Realmente la sociedad ha aprendido algo después de los atentados terroristas de las torres gemelas, de la crisis financiera o de la crisis del petróleo? ¿Está la humanidad consiente de los grandes cambios sociales que están ocurriendo como la elección del primer presidente afroamericano en Estados Unidos o de la primera presidenta mujer en Chile? ¿Estamos preparados para comprender que es lo que la sociedad de hoy requiere? Y sobre todo ¿Estamos preparados para comprender lo que los niños y jóvenes necesitan para enfrentar este nuevo mundo? Definitivamente yo creo que no. Al menos mientras no pongamos las cosas en nuestras cabezas según la real importancia que tienen.

Hasta que la humanidad no se de cuenta de que debe nacer una nueva era, el mundo seguirá en camino hacia su destrucción. Pero así como yo, y muchas otras personas en el mundo, y ojalá quienes se han detenido a leer esta reflexión, comenzamos a entenderlo y a emprender acciones para que la semilla crezca y de frutos, otras personas lo harán también hasta que se convierta en una corriente universal que lleve esto a todos los rincones del planeta. Quizá por ahí las predicciones de los antiguos Mayas o las de Nostradamus y otros sabios del pasado tenían algo de cierto, y es que ellos esperan que en estos tiempos, cerca del año 2012 muera una era y comience otra, que espero lleve a la humanidad al sitial que merece, en unidad, dignidad, justicia, armonía y amor. Los que vivimos en este tiempo somos y seremos los protagonistas de la historia, ya sea que termina bien o mal. Nosotros la estamos escribiendo y cada una de nuestras acciones de alguna forma contribuirá a lo que ocurra.

Así que les dejo estas preguntas para que reflexionen: ¿Estás preparado? ¿Eres capaz de imaginar un mundo mejor? ¿Eres capaz de luchar por ese cambio? ¿Eres capaz de convencer a los demás? ¿Eres capaz de emprender una acción global?

Cuando termina mi presentación, en la clase a mis alumnos sobre este tema, les digo:

“Tú escribes la historia, tú te pones las metas, tú las consigues… si realmente quieres.”

Saludos a todos.

marzo 22, 2009

Evolución.

Por estos días celebramos 200 años desde que se formulara la famosa Teoría de la Evolución de Darwin, y creo que es un buen referente para que pensemos en incorporar el concepto de la evolución en algunas de las actividades de nuestro diario vivir.

Pensar de una forma evolutiva significa asimilar que las cosas siempre se pueden y se deben mejorar a medida que avanza el tiempo. Esto aplicado a nuestras actividades en el trabajo, a nuestros estudios, a la relación con las demás personas, a nuestro actuar en la sociedad. Evolucionar significa partir por nosotros mismos, hacia la construcción de una mejor persona, acorde con los nuevos tiempos y las necesidades propias de cada etapa de nuestras vidas. También implica reconocer todo lo que se sabe que no está perfectamente bien y buscar los pasos a seguir para mejorarlo. Incorporar una forma de pensar así es comprender que la vida nos pone desafíos con el mismo fin de hacernos cada vez mejores, a través de todo lo que aprendemos de cada momento complejo del cual salimos con el éxito o con el fracaso bajo el brazo. Evolucionar, es justamente tomar ese éxito o fracaso y aprender de ellos para acumular experiencias que a futuro nos permitan enfrentar la vida de una forma más asertiva, con más confianza y optimismo.

El desafío es igualmente necesario como sociedad, y sobre todo en estos tiempos donde se necesita derribar los antiguos estereotipos y sobrepasar los límites que nosotros mismos impusimos sobre la base de situaciones que hoy ya no existen. Para evolucionar, se requiere una forma de pensar social, política y económicamente que vaya de la mano con la actual situación que vive el mundo, en un tiempo donde la información y la conectividad permiten realizar acciones a escalas globales, más allá de los límites geográficos o de diversas ideologías. Nuestra sociedad necesita una evolución hacia políticas más humanitarias, de objetivos globales, consientes con el medio ambiente, y que representen las nuevas corrientes de pensamientos que se alzan en muchos lugares del mundo como un grito de desesperación frente a las reales dificultades que se viven en el mundo de hoy.

De la misma manera, se requiere hoy que las empresas e industrias evolucionen hacia políticas de desarrollo sustentable, de eficiencia energética, de demanda responsable de recursos escasos o no renovables, de protección al trabajo y de acuerdos entre accionistas y empleados sobre mejores prácticas empresariales. El mundo empresarial debe estar muy atento a los nuevos requerimientos de consumidores más exigentes y más especializados en diversos temas que antes no representaban mayor interés en la sociedad pero que hoy son de suma importancia a la hora de la decisión de compra. Más aún, deberán estar atentos a grupos de consumidores organizados globalmente que irán en contra de todo lo que les parezca perjudicial para ellos. En esta nueva situación global de crisis económica, las empresas deberán tomar el camino de la evolución de manera más ágil, comenzando por sus productos y servicios y terminando en la atención a sus clientes. El nuevo escenario exige a las empresas re-pensar sus productos y servicios, sus procesos productivos, sus sistemas de atención post-venta, hacia objetivos de mayor beneficio, o de beneficios más concretos para sus clientes. Muchas veces esto significará literalmente botar a la basura muchos productos y tecnologías actuales y reemplazarlas por otras más eficientes o más en la línea de las nuevas necesidades, tal como lo hizo por ejemplo el gran Steve Jobs cuando volvió a Apple y la hizo resurgir del borde del fracaso a la empresa exitosa que es hoy.

Es necesario entonces, comprender y aplicar constantemente una teoría de la evolución a lo que normalmente hacemos, entendiendo que prácticamente todo lo que hacemos se puede mejorar, y no es sólo algo que se realizar una vez y listo, ¡no! Es un proceso continuo, en el tiempo, que nos llevará hacia un mejor futuro, como personas, como empresas, como sociedad, como nación y como planeta. Pensar en ello y asimilarlo es entender que siempre vamos a tener la oportunidad de hacerlo mejor, y por lo tanto, que los errores o fracasos no sólo son cosas negativas si no que tienen su lado rescatable. Evolucionar implica también querer mejorar lo que nos rodea, nuestro mundo, pensando en las futuras generaciones y lo que recibirán de herencia nuestra, lo que representa nuestro mayor desafío como seres humanos, nuestra más grande misión como especie. Es hora que nos levantemos y cambiemos las cosas para que las futuro no tenga un mal recuerdo hacia el pasado, si no que lo vea con orgullo, agradecimiento y como un mensaje a preservar y a seguir haciendo de este, nuestro mundo, un lugar mucho mejor.

Mi llamado, en este hermoso día domingo de marzo, es como siempre a reflexionar y a atreverse no sólo a pensarlo si no que también a convertirlo en acciones concretas, grandes acciones tal vez, o simplemente pequeñas pero inmediatamente aplicadas a nuestra cotidianidad. Por supuesto el llamado también es a transmitir esto y a contagiar a otros a evolucionar, hacia la vida que realmente queremos y deseamos vivir. No es en lo más mínimo difícil, no es en lo más mínimo imposible, funciona, así de fácil y ayuda a construir un camino hacia la felicidad, hacia la realización personal, hacia un mejor entendimiento de quienes nos rodean y de nuestro planeta. Y si por una milagrosa casualidad esto, se convirtiera en una corriente de contagio de alegría y esperanza ustedes serían los precursores de un verdadero cambio en el mundo, que partió con algo tan simple y que podría convertirse en algo tan significativo. Como bien la Teoría de la Evolución plantea, las especies buscan adaptarse a los cambios, los que siempre existirán, no importando en que situación específica se encuentre nuestro planeta u otro que habitemos, y sólo prevalecerán las especies que realmente logren una adaptación perfecta al nuevo entorno que las rodea, ya sea desde el punto de vista biológico, o en nuestro caso, también social.

Saludos a todos.