enero 22, 2006

Ángeles, un detective y ella. (Continuación)

Capítulo II: La hija del Teniente Hurber (Continuación)
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Annie era de tez blanca, y sus ojos color miel se asimilaban a ciertos tonos en su cabello entre rubio y castaño claro que iban entremezclándose azarosamente en ondulaciones que jugaban desde su cabeza hasta bien avanzada su espalda. Casi de aspecto angelical, poseía una belleza que armonizaba con su esbelto cuerpo más bien delgado pero perfectamente proporcionado. Generalmente cruzaba una sonrisa de extremo a extremo en su rostro aparentando estar siempre feliz y tranquila, cosa que contradecía con su alocado estilo de vida.

A medida que fue creciendo, fue cambiando la seguridad de su hogar por la aventura y la experimentación. Su desarrollada inteligencia empujaba su ímpetu de querer siempre llegar más allá, y dominaba su forma de aprendizaje basada en la experiencia propia para comprobar todo lo que le decían. Annie recibió una buena educación, y en su niñez, disfrutó de un hogar bien conformado por su padre, su madre y ella. Sin embargo, su madre con los años enfermó y murió cuando ella tenía 17 años. De ahí en adelante, el dolor y sufrimiento de la partida de su madre había reforzado aún más el lado extremo de Annie, llevándola a vivir una vida más audaz, atrevida y experimental.

Muchas cosas no estaban claras para Annie sobre la muerte de su madre y algunos episodios relacionados antes y después de ella. Las explicaciones vagas de su padre se contradecían y no presentaban relación alguna con los hechos, los que Annie tomaba como base para cualquier explicación de las cosas. Lo anterior, había producido en Annie cierto sentimiento encontrado sobre su padre, extremadamente duro y sobre protector en algunos casos, pero en otros lo veía como alguien incapaz de explicar o al menos hablar de temas que producían mucho dolor.

Annie había estudiado historia en la universidad de Marchín, pero nunca había ejercido la profesión desde su regreso a Hanni, sólo había escrito algunos artículos sobre la revolución que ninguna editorial, o medio estuvo dispuesto a publicar, sobre todo por el hecho de estar escrito por alguien que no participó en ella ni aparentemente, entendía de su trasfondo. Sin embargo, para Annie estas objeciones a su trabajo reforzaban su interés sobre el tema.

La madre de Annie algunas veces se refirió a la revolución como una etapa de su vida que prefería olvidar, pero nunca habló de ella como algo innecesario, o malo como lo hacía su padre y todos quienes ella conocía y estaban vinculados con la policía o el gobierno. La madre de Annie jamás profundizó sobre el tema, y eso hacía a Annie sospechar sobre la verdadera relación de su madre con la revolución. Si su padre había estado en medio de la revolución, su madre también debía haberlo estado, era casi imposible que sólo hubiera observado desde una ventana como pasaba todo. Al menos, eso pensaba Annie.

Cuando Annie conoció a Rod tenía 28 años, al menos sus últimos 5 años habían estado llenos de perturbación provocada por los constantes artículos publicados sobre ella y su vida fuera de lo normal para una ciudad que había vuelto a convertirse en ultra tradicionalista y muy recatada. En el último año, Annie había comenzado a cambiar las fiestas por los libros, una investigación más profunda que la tenía bastante ocupada y el amor.

Annie llevaba tiempo en una relación complicada con el guitarrista de la banda de rock The Mukies. La banda había llegado a convertirse en una de las más importantes antes de la revolución, y había visto truncar se éxito con la llegada la guerra civil, fecha desde la que no habían vuelto a tocar. Ahora, 10 años después, se volvían a reunir para dar un concierto en el que presentarían su definitivo retorno.

- ¿Aló? ¿Annie?... Sí, soy yo… jajaja… yo bien, ¿cómo te has portado tú bruja? Mal supongo… jajaja… estás creciendo parece… jajaja… oye no sabes que lo que me acabo de enterar, la banda vuelve a tocar, dicen que darán un concierto a fines de Marzo… a lo mejor por eso Paul ha estado tan distante, puede que no te haya querido contar porque era una sorpresa… no se… ya… ya… nos vemos entonces, chao. -

Marie era la mejor amiga de Annie, y conocía los pormenores de la compleja relación que llevaba con Paul. Si bien la aprobaba, había algo que no le gustaba, podía ser que ella también estuviera interesada en Paul, o que había algo misterioso en él, sin embargo el sentimiento encontrado la hacía no poder ver las cosas claras.

Cuando Annie recibió la noticia se encontraba en su automóvil camino a su casa, rápidamente buscó entre las radioemisoras la noticias, un pálpito acelerado dominaba su corazón junto con un sentimiento entre ansia por confirmarlo, alegría porque podía existir un motivo para la distancia que había puesto Paul entre los dos, y resentimiento porque pensaba que entre los dos no habían secretos.

- Esta es KM9 stereo tu compañía de verano, así es, acabamos de confirmar que The Mokies, luego de 10 años se reúnen para volver a tocar en el Palacio de las Estrellas, a fines del mes de marzo. Este es un hecho realmente histórico ya que…. – Comentaba un locutor de un programa radial. Annie mientras escuchaba pensaba en un reencuentro con Paul, e imaginaba las mil situaciones que este podía tener, tratando de ajustarla con lo que ella soñaba. Pero también sabía, que Paul no era de los interpondría un concierto a su relación amorosa. Annie seguía creyendo que había una razón de fondo para que las cosas no estuvieran funcionando bien. Y es que nunca funcionaron del todo bien, pero nunca perdía la esperanza de que mejoraran.

Annie había conocido a Paul en una fiesta, y en ese entonces no sabía mucho de la banda, sólo había escuchado algunas canciones pero no las asimilaba con el éxito y trayectoria del grupo de rock. Tampoco había seguido muy de cerca su carrera ya que en los tiempos de fama de la banda ella era aún muy niña y escuchaba la música que escuchaban los chicos de su edad. Paul era diez años mayor que Annie, y tenía la misma edad de Rod.

Para Rod también fue una buena noticia, si bien no conocía la relación de Annie con The Mukies, había sido en su juventud antes de la revolución un admirador de su música, sobre todo por las temáticas de sus letras, en las que veía una intención clara de sentimientos de cambio. Rod había estado en más de un concierto y se había empeñado en comprar algunos de sus discos. Los cambios de los que hablaban las letras de las canciones fueron fuente inspiradora de muchos jóvenes como Rod, y luego, en los años de la revolución misma fueron convertidas en himnos de lucha y esperanza.

El retorno de The Mukies representaba para muchos hacer presente el recuerdo de años guerra civil, por lo que preferían, a pesar de haber sido fervientes admiradores de la banda, no hablar del tema ni tampoco externalizar sus sentimientos de nostalgia por esos años, donde los ideales, los sueños y los deseos de lucha por una vida mejor, dominaban los espíritus de muchos jóvenes que veían como la vida se les pasaba sin ofrecer las oportunidades que tanto deseaban y buscaban.

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